El productor Gerald Huiller, recuerda una anécdota que le da pena. Cuando conoció a María Elena Velasco La India María pensó que realmente no sabía ni leer, ni escribir. “Se lo dije a mi asistente, fue una tontería”, narra quien luego le produjo la serie de tv Ay María qué puntería!, en los 90.

Fallecida el jueves por la noche, a los 74 años, quienes conocieron a Velasco la recuerdan como alguien que tuvo bien definido cuál era el personaje y su vida real. En el set, ella hacía sus escenas de acción, pues siendo bailarina tenía agilidad para hacerlo.

“¡Claro, le decían: salta y lo hacía, ya luego la rodada era mía”, dice Bernabé Palma, uno de los primeros stunts profesionales que hubo en México.

“Era seria y no le gustaba eso de lucirse, a mí, por ejemplo, cuando me entrevistaban porque me veían vestido como ella, me decía que fuera más discreto y me iba a cambiar”, agrega.

Velasco podía quitarse de encima a María Nicolasa Cruz sin problema y, en la calle, nadie la reconocía sin las trenzas y la falda de colores luminosos.

“Y eso le gustaba”, cuenta Huillier.

Uno de sus amigos de años, el también comediante Lalo “El Mimo”, señala que siempre le gustó la privacidad. Todavía en el último cumpleaños de este, en agosto, no se dejó tomar fotos. “No le gustaba eso; pero cantaba y bailaba muy bien”, apunta.

Respalda Irma Dorantes, con quien trabajó en Las delicias del poder, estrenada a fines del siglo pasado.

“Convivíamos mucho, nos íbamos a comer donde nadie nos viera, para platicar entre las dos”, apunta.

En el set, Velasco era una profesional. Y en la privada, estricta consigo misma, siempre buscando la salud.

“Preparaba su fruta y verdura y por eso se conservaba tan bien, no aparentaba la edad que tenía”, considera Lisset, cantante y actriz que trabajó con ella en el filme Huapango.

Ahí, la desaparecida actriz, directora y productora interpretó a una maestra de baile, en un concurso regional.

“Lo tomaba con humildad increíble, su hijo la dirigía en esa película y se dejaba llevar; con nosotros era muy amorosa, siempre daba un abrazo de buena vibra, era muy apachadora”, cuenta.

Finalmente, a Velasco le fascinaba ayudar. El realizador René Cardona Jr le vive agradecido porque a su mamá, siempre la llamó a trabajar.

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