Ustedes, señores candidatos, han desperdiciado los dos debates anteriores. Más que abordar los temas planteados, se han centrado en argumentaciones pobres o confusas, y sobre todo en acusaciones y descalificaciones, muestra de cartulinas que sólo ustedes entienden, gracejadas que luego se repiten en spots y que dejan a los posibles electores con una sensación de vacío en cuanto al conocimiento de sus propuestas o pobres propuestas políticas; han mostrado escasa o nula capacidad de convencimiento. Hoy, martes 12 de junio, tendrá lugar el tercer y último debate. Esperamos y exigimos que la problemática económica del país sea abordada con la seriedad y profundidad que el tema requiere en la difícil situación por la que atraviesa México. Desafortunadamente han perdido oportunidades políticas para mostrar el camino y convencer; hasta ahora, las campañas, los spots, los debates han dejado un gran vacío político respecto a las propuestas de los candidatos presidenciales. ¿Dónde ha quedado su capacidad de argumentación y de contraste de propuestas? Tienen una responsabilidad quienes degradan la política.

EL UNIVERSAL y otros medios han hecho una importante contribución para elevar el nivel de una deliberación necesaria durante las campañas. Vino a llenar un vacío la iniciativa de este diario, acompañado por Grupo Milenio, MVS Comunicaciones, El Informador y Pulso, con una serie de preguntas formuladas a los candidatos presidenciales por medio centenar de académicos, especialistas en diversas materias, periodistas, juristas, politólogos… sobre temas insoslayables de la agenda nacional y de la problemática de México para el próximo sexenio. El suplemento publicado por EL UNIVERSAL, de 56 páginas, obligó a los candidatos a responder, bueno, a tres de ellos, quedando fuera El Bronco. El suplemento ha tenido una circulación importante en universidades, bibliotecas, librerías, puestos de periódicos, centros de reunión, empresas… Abrió una dinámica que hoy quisiéramos ver replicada en el debate. Suponemos que pueden hacerlo. Pero tendrán que demostrarlo en su última oportunidad.

El último debate de los candidatos presidenciales este martes 12 debiera centrarse en las distintas propuestas en materia económica y comercial de los candidatos, mismas que se abordan de la página 22 hasta la 34 del suplemento, en las que los candidatos presidenciales respondieron a cuáles serían sus políticas en materia de política económica interna, de comercio, de impuestos, de gasto público, de acceso al financiamiento, de acuerdos de libre comercio. Y desde luego, de manera central, sobre la negociación y el posible fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que Washington se ha empeñado en cambiar o cancelar para su beneficio, sin entender que finalizarlo, como podría ocurrir en los próximos días, tendría un fuerte impacto negativo no sólo para Canadá y para México, sino también para Estados Unidos en materia de empleo y de encarecimiento de diversos productos a los consumidores, de desarticulación de cadenas productivas.

Es evidente que el tema económico tiene diversos aspectos que debieran ser abordados de urgencia por el próximo gobierno, como la situación del mercado interno, la reorientación de exportaciones, los ingresos, y en particular el salario mínimo, la desigualdad galopante que cancela oportunidades a una gran parte de la población, la concentración del ingreso, su mala distribución, que se traduce en pobreza de la mayoría de la población… inversión extranjera. ¿Es la exportación fuente de crecimiento? Concentrada en un 80 por ciento con Estados Unidos, es también fuente de dependencia y de concentración del ingreso. ¿Cómo acabar con el crecimiento insuficiente y recuperar los niveles de 6 o 7 por ciento que tuvo México durante más de tres o cuatro décadas? Y qué hacer con el salario mínimo, vergüenza nacional, y con el desempleo o el empleo precario… con la pobreza, con el gasto público.

Queremos ser testigos de una verdadera deliberación política de nivel, con argumentos, sin saña ni acusaciones (de eso ya estamos hartos). Es obligación primaria de ustedes, señores candidatos presidenciales, elevar el nivel de la discusión política, dar a conocer las políticas con las que gobernarían, de ganar la elección. Lo demás no nos interesa; sus pleitos y acusaciones ofenden al electorado, en tanto degradan la política y los degradan a ustedes mismos.

Si no son capaces de deliberar, de proponer, de definir rumbos, tampoco serán capaces de gobernar, menos aún en las circunstancias críticas que hoy enfrenta México.

Periodista y analista internacional

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