Todos los países pueden alcanzar el futuro que deseen, o al menos pueden lograr una realidad muy cercana a lo planeado si se establecen programas encaminados a lograr objetivos específicos, si se corrige lo que ha salido mal y si se pone atención a la evolución de cierto problema.

En lo relativo a la obesidad, México está desde hace una década en los primeros lugares de la lista de los países con mayores casos de personas excedidas de peso. La situación es detonante de varios problemas más, principalmente en cuestión de salud.

Desde que México apareció como el país con mayor crecimiento de sobrepeso y obesidad en el mundo, en 2006, se pusieron en marcha programas para combatir ambos problemas, tanto en escuelas como en hospitales públicos, pero los resultados que hoy presenta EL UNIVERSAL indican que algo no está funcionando bien.

De 2014 a 2016 el número de nuevos casos de obesidad entre niños de cero a 14 años de edad aumentó en lugar de disminuir. La meta quedó bastante lejos. Hace tres años hubo 42 mil 328 nuevos casos de obesidad en ese rango de edad, en 2015 se registraron 52 mil 635 y el año pasado la cifra se ubicó en 56 mil 320; un aumento de 33% en dos años, de acuerdo con datos oficiales.

Con esas cifras los expertos pueden predecir ya un futuro nada halagador: esta generación de niños y adolescentes obesos sería la primera con una esperanza de vida menor a la de sus padres. Para tratar de paliar el problema se han abierto Clínicas de Obesidad en hospitales públicos. Atender a cada menor requiere la participación, en principio, de cuatro especialistas: un pediatra, un sicólogo, un nutriólogo y un activador físico. Demasiados recursos para un problema que puede prevenirse.

Para la Organización Mundial de la Salud la obesidad es la epidemia del siglo actual y es consecuencia de una serie de malos hábitos alimenticios y del sedentarismo que prevalece principalmente en las grandes ciudades.

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