En cuestión económica siempre se habla de la existencia de dos Méxicos: el del norte y el del sur. El desarrollo e índice de vida que muestran los estados de la primera región contrastan con la pobreza y poca industrialización que se da en entidades como Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

En cuestión de recursos naturales, la situación es al revés. Uno de los ejemplos más claros es el de los recursos hídricos: la falta de agua es un problema constante para Coahuila, Durango, Chihuahua, mientras en Tabasco o Yucatán hay abundancia.

En la actualidad uno de los estados que padece una grave crisis por la carencia de agua es Baja California Sur. EL UNIVERSAL informa hoy que es la entidad donde menos llueve, a lo que se agrega un rezago de hasta 50 años en obras para captar agua.

Las cifras de Conagua son reveladoras: de 1981 a 2010 el promedio anual de lluvias en BCS fue de 168 milímetros, mientras en la península de Yucatán se alcanzó un promedio de mil 200 milímetros.

Autoridades locales reconocen que desde hace tiempo el agua se distribuye por zonas y horarios, y aún así apenas se atiende a 50% de los usuarios.

La situación se agrava por el explosivo crecimiento demográfico que ha traído consigo el desarrollo turístico. En 25 años la población aumentó más del doble al pasar de 325 mil habitantes en 1990 a más de 712 mil en 2015. Con las carencias mencionadas el anuncio de que para este año se prevé la construcción de 5 mil cuartos de hotel no parece ser una buena noticia.

Ahora más que nunca se vuelve necesario impulsar un turismo planificado para que en los destinos de miles de paseantes no se encuentren dos caras de una misma realidad geográfica: el lujo y los servicios completos para los grandes complejos hoteleros y a unos kilómetros de distancia las carencias de los pobladores de la zona.

A pesar de la crisis ocasionada por la escasez, no domina en la entidad una cultura de aprovechamiento del agua de lluvia. El paso de huracanes se desaprovecha porque no hay suficientes obras de retención.

La sequía casi permanente que vive Baja California Sur tendría que ser motivo de atención inmediata por parte de autoridades, población y grupos ambientalistas. Hacen falta obras para que que los habitantes no reciban agua por medio de pipas una vez al mes y se necesita generar conciencia ambiental para que el futuro sea distinto.

Baja California puede ser el gran ejemplo para el país de que es posible revertir el problema de la sequía, pero también la muestra de que la falta de compromiso con el desarrollo sustentable puede originar graves tragedias sociales. Ojalá en pocos años podamos hablar de lo primero.

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