La incertidumbre y el riesgo son conceptos siempre vinculados a la economía. Hay incertidumbre cuando se emprende un nuevo negocio. Hay riesgo al invertir, por ejemplo, en la Bolsa de Valores. Surge la incertidumbre cuando aparece una nueva tecnología que puede desplazar ciertas actividades en áreas económicas.

Los cambios de gobierno también producen incertidumbre.

En este momento en México para especialistas del sector privado hay tres temas que les genera preocupación: la incertidumbre política interna, la inseguridad y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Por esa razón recortaron de manera muy ligera su pronóstico de crecimiento del país para 2019 al pasar de 2.33% a 2.30%, respecto a la encuesta mensual previa que entre ellos realiza el Banco de México.

En el tema político hasta hace unos días estábamos viendo lo que se esperaba de las campañas: acusaciones y guerra sucia, con apenas esbozos de propuestas. Pero está surgiendo un nuevo punto de polarización: la confrontación abierta entre el candidato de la alianza Juntos Haremos Historia y la cúpula del sector empresarial.

En un desplegado, el Consejo Mexicano de Negocios, que aglutina a los organismos privados más importantes, condenó las “expresiones injuriosas y calumniosas” del candidato, además de los “ataques personales” y las “descalificaciones infundadas”. “Así no”, afirma, y exige respeto.

El aspirante presidencial respondió: se trata de una minoría rapaz, y los acusó de no querer dejar de robar ni de hacer negocios al amparo del poder público.

Expertos han señalado de manera frecuente que la corrupción surge de un vínculo entre el poder político y el económico, pero asumir que todos los integrantes de un sector actúan de la misma forma nunca podrá tomarse como un acierto. Hoy, en entrevista con EL UNIVERSAL, el presidente del Consejo Mexicano de Negocios reconoce casos de corrupción en los que han estado involucrados empresarios, pero asegura que son mayoría quienes tienen una responsabilidad social.

Dibujar desde ahora un escenario de conflictos irreconciliables, entre un grupo político y un sector del empresariado no conviene al país ni al proceso electoral que está en marcha.

Las discusiones tienen que dirimirse con diálogo (si es público, mejor), con el apoyo de intermediarios y con ánimo negociador. No hacerlo de esa manera podría generar encono y odio.

En democracia es válido disentir, aunque nunca debe cerrarse la puerta a la conciliación, por el beneficio de todos. La confrontación aviva la incertidumbre, los acuerdos fortalecen a México.

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