Esta temporada climática deja al descubierto la manera en que la vida de las grandes ciudades mexicanas se colapsa por cualquier lluvia de intensidad mediana o mayor. En los últimos días la capital del país y el área conurbada ha estado bajo el azote de precipitaciones que dejan estragos que demeritan la calidad de vida de sus habitantes, pero antes las afectadas fueron urbes de otras entidades.

El Aeropuerto Internacional, el nuevo túnel Mixcoac, estaciones del Metro y las principales avenidas vivieron un caos debido a las inundaciones generadas por la incapacidad del drenaje para desalojar el agua.

En el Estado de México son al menos seis municipios los que están enfrentando la peor parte: Atizapán, Tlalnepantla, Ecatepec, Tultitlán, Nezahualcóyotl y, principalmente, Cuautitlán Izcalli. La presa El Ángulo tuvo que ser desfogada y, por las versiones de vecinos, eso sucedió sin que fueran notificados. Las crónicas recogidas entre habitantes de la zona señalan que en tres minutos el nivel del agua en sus viviendas subió un metro y que incluso ocurrió mientras dormían. Gran parte de sus pertenencias son hoy pérdida total.

Hace unas semanas el municipio de Naucalpan y el gobierno capitalino cruzaron acusaciones por un caso similar. Los señalamientos mutuos alientan división y alejan la posibilidad de soluciones consensuadas, urgentes para millones de personas.

¿Dónde están las medidas de prevención? ¿Y la capacidad de reacción? Los hechos indican que el problema está rebasando a la Megalópolis, pues la capacidad del drenaje es de 37 milímetros de lluvia, insuficiente para las tormentas que caen cada temporada.

El mensaje que envía el discurso oficial es que las autoridades buscan evadir responsabilidades y, si acaso, parecen ocuparse del problema en el momento que ocurre, sin darle seguimiento, pues la situación se vuelve a presentar de manera idéntica en la siguiente temporada. En estos días, por ejemplo, el tema de la contaminación se encuentra por completo fuera de los asuntos primordiales, pero el próximo marzo y abril con seguridad se comentará de los atrasos que hay para alcanzar las metas fijadas en materia ambiental.

Es cierto que frente al poder de la naturaleza en muchas ocasiones poco se puede hacer, pero en el caso de las lluvias, ante los cíclicos problemas que ocasiona, y las promesas de solución que han ofrecido diversas administraciones, es hora de tener soluciones definitivas al problema, y de ponerse en los zapatos de los habitantes de la Megalópolis.

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