Delimitar la corrupción únicamente a las esferas gubernamentales no sería lo correcto en cualquier cruzada para acabar con ese flagelo. Muchos actos fuera de la ley se han “normalizado” y la sociedad es partícipe en este expediente. Desde el soborno que se da cuando se quiere agilizar el trámite de algún documento, o para obtener algún permiso, hasta la mordida al agente de tránsito en el momento que se comete una infracción. En un acto de corrupción usualmente hay dos partes.

Datos que da a conocer la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) señalan que en el último año 44% de las 36 mil empresas que conforman al organismo enfrentaron prácticas corruptas por parte de algún servidor público. Por medio de encuestas, que se respondieron de manera anónima, se preguntó a sus afiliados si algún servidor público —o los llamados gestores o coyotes— intentaron apropiarse de algún beneficio para realizar, agilizar o evitar trámites, multas o pagos.

A menudo se incurre en el hecho de corrupción por el deseo de apresurar cierto trámite que está deteniendo la marcha de un proyecto. Con el razonamiento de que “todos lo hacen”, se cae en esa práctica ilícita.

De acuerdo con cifras de la Coparmex, la corrupción no es igual en todo el país, pues mientras en Nayarit 29% de las empresas declaró haber sido víctima de irregularidades al interactuar con la autoridad, en Tabasco la cifra se dispara a 68%. El indicador demuestra que la corrupción no es generalizada y que puede ser contenida. Para ello, debe comenzarse con prácticas transparentes desde las oficinas gubernamentales.

La corrupción puede convertirse en un obstáculo para el desarrollo económico. Muchas empresas, principalmente extranjeras, se resisten a invertir en el país por los índices de malos manejos que se dan desde la autoridad... y varias compañías más tienen que sacrificar nuevas inversiones por el costo que les representan los sobornos.

En medio del proceso electoral federal, la corrupción se ha convertido en uno de los grandes temas de campaña. Se requiere escuchar de los aspirantes propuestas detalladas para transformar la administración pública con el objetivo de combatir los sobornos desde dentro del aparato gubernamental, además de garantizar sanciones ejemplares para aquellos funcionarios que cometan un delito.

El avance del país no puede seguir estando acotado por malos funcionarios que llenan sus bolsillos a costa del desarrollo.

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