Hoy sábado es un hecho que confluirán, prácticamente en un mismo momento y lugar en la Ciudad de México, dos expresiones culturales por demás dispares —o aparentemente—, pero no por ello antagónicas que, no obstante, en el imaginario colectivo, por las presumibles características socioculturales, expresiones y aficiones de uno y otro grupo, podrían parecerlo.

Les hablamos del desfile anual de la comunidad LGBT —a realizarse hoy cerca del medio día y que parte de la Glorieta de la Palma hacia el Zócalo— y a la llegada al Ángel de la Independencia de aficionados a la Selección Mexicana de Futbol, tras concluir el duelo de ésta ante Corea, en Rusia 2018, a la misma hora que el desfile de la diversidad sexual.

A causa de esta atípica coincidencia, y por el estado de euforia colectiva en que hoy se halla la sociedad mexicana debido al propio Mundial de Futbol, pero sobre todo por encontrarnos a breves días de la jornada electoral del 1 de julio, existe el temor de que pueda sucitarse algún altercado entre ambos grupos, a causa, por ejemplo, de la denostación que intencionalmente o no hacen los hinchas futboleros de la comunidad LGBT con la conocida expresión homofóbica en los estadios de futbol.

Aunque es lógico que no todos los aficionados al futbol son homofóbicos, vaya despropósito, se debe admitir que usos —¿culturales?— como el grito aludido definitivamente conllevan un acto de discriminación inaceptable, que debe suprimirse y q ue, en un contexto específico como el que se vivirá hoy, pueden detonar expresiones violentas.

Los organizadores de la marcha LGBT han convocado, a través de Twitter, a todo aquel que quiera sumárseles, a celebrar “juntos... sin prejuicio alguno” el posible triunfo de la Selección y su eventual pase a octavos de final. “Si gana la selección, estaremos esperando en el Ángel de la Independencia con mucho ambiente, color y diamantina. ¡Todxs somos México!”.

Con ello sin duda se abona a la tolerancia y a la convivencia pacífica en diversidad; respetar a quienes son parte de la marcha y asimismo a quienes festejan —esperemos— el triunfo de la Selección, es fundamental. Será crucial para ello que todos los asistentes, sin distinción, eviten caer en provocaciones.

México, desde siempre, se ha caracterizado por ser una nación enormemente diversa. Ante eso toca ahora propugnar por ser una sociedad plenamente tolerante y respetuosa de los distinto. ¡Celebremos todos juntos en tolerancia!

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