Agencia EFE

La rumba cubana, el merengue dominicano, la cerveza belga y las fallas valencianas sedujeron a la Unesco a tal grado que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad.

La rumba cubana

La música latinoamericana fue una de las notas más sonoras de la jornada de deliberaciones del Comité intergubernamental de la Unesco reunido en Adis Abeba, en Etiopía.

En un momento triste para Cuba, que afronta nueve días de duelo por el fallecimiento de Fidel Castro, la rumba dio un motivo de celebración con el reconocimiento de la organización.

Precisamente a Castro dedicó la delegación de Cuba presente en la capital etíope este reconocimiento musical.

Muchas décadas antes, una nueva expresión musical nacía en los barrios marginales de la Habana y Matanzas, a los que habían ido a parar las comunidades de esclavos llegados de África.

La música y los bailes de este ritmo heredero del flamenco y de las culturas africana y antillana es "una expresión de autoestima y resistencia" que refuerza la identidad nacional, valoró hoy la Unesco.

Cantos, gestos, palmas y bailes forman parte del ritual de la rumba que, interpretada con instrumentos de percusión o meros utensilios domésticos, invita a contonear los cuerpos con júbilo y sensualidad sin importar el sexo, la raza o la clase social.

El merengue de la República Dominicana

Repudiada en sus orígenes por "lasciva e indecente", esta danza se baila en pareja, acompañada de movimientos sensuales al compás de la música, y al igual que la rumba cubana no discrimina entre clases sociales."Contribuye a fomentar el respeto y la convivencia", destacan los expertos de la Unesco.

La cerveza belga

Otro de los elementos protegidos hoy fue la cerveza belga, una tradición cultural valorada por su extrema diversidad y la intensidad con la que es consumida e integrada en la vida diaria y festiva de los habitantes de Bélgica. El país europeo produce mil 500 tipos de esta bebida, hecha con cebada fermentada, agua y lúpulo, sometiéndola hasta a cuatro procesos de fermentación (el proceso de elaboración original).

Fallas valencianas

Las esculturas satíricas de corcho blanco que se queman cada 19 de marzo para celebrar la llegada de la primavera, también se incluyeron en la lista Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Los monumentos falleros, que pueden alcanzar decenas de metros de altura, son la expresión de una "creatividad colectiva" que "salvaguarda las artes y oficios tradicionales", subrayó la Unesco.

La undécima reunión del Comité de la Unesco es la cuarta organizada en el continente africano, tras las de Argel (2006), Nairobi (2010) y Windhoek (2015).

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