El campeón olímpico de maratón, el keniano Eliud Kipchonge, fracasó por muy poco este sábado en el intento de correr en menos de dos horas la mítica distancia de 42,195 km en el circuito de Monza, Italia.

Le llevó 24 segundos más, pero, aún así, bajó en más de dos minutos la marca de 2 horas, 2 minutos y 57 segundos establecida por el keniano Dennis Kimetto en la maratón de Berlín en 2014.

El desafío tecnológico imaginado por Nike, que apuntaba también a una gran operación de marketing, buscaba optimizar las condiciones aerodinámicas, meteorológicas, nutricionales para lograr uno de los objetivos míticos del atletismo.

Kipchoge, campeón olímpico de maratón en Rio 2016, contó con el apoyo del etíope Lelisa Desisa, subcampeón del mundo en 2013, y del eritreo Zernesay Tadese, tercero en los 10.000 metros de los Juegos 2004 y segundo en el Mundial 2009 de la misma distancia.

Acompañados por otros atletas que se relevaron a lo largo del recorrido, los tres campeones calzaban zapatillas deportivas fabricadas especialmente para esta ocasión y camisetas y pantalones cortos aerodinámicos.

Desisa no pudo aguantar el ritmo impuesto por los relevos más allá de la hora de carrera y Tadese quedó rezagado poco después, por lo cual el intento quedó exclusivamente en los hombros de Kipchoge.

Al cabo de 30 km, el campeón olímpico, cumplía con el objetivo, pero al pasar por el km 35 llevaba cinco segundos de retraso y daba señales de cansancio.

En la recta final, los atletas que lo acompañaban lo alentaban en el esfuerzo, pero Kipchoge había acumulado demasiado atraso.

Al final Kipchoge bajó considerablemente la mejor marca de la distancia, pero la barrera de las dos horas sigue en pie por apenas 24 segundos.

msl

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