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Vivir fuera de México los últimos siete años ha rendido fruto al especialista en salto de altura Édgar Rivera. El sonorense se convirtió hace unos días en el primer tricolor en obtener su boleto para el Mundial de Atletismo, lo cual lo tiene con el ánimo en alto para encarar el compromiso que se llevará a cabo del 5 al 13 de agosto, en Londres.

“Estoy contento porque siempre es bueno quitarse ese pendiente de encima [dar marcas para asistir a eventos]. Estoy satisfecho por ver la forma en la que empecé la temporada. Alcanzar los 2.30 metros me indica que voy por buen camino”, dijo Rivera vía telefónica desde Eslovaquia, donde ayer saltó 2.28 en en el Banskobystricka Latka.

Rivera tendrá algunas competencias más en Europa previo a su participación en Londres.

“El calendario rumbo al Mundial aún no lo tengo definido, pero sí tengo algunas participaciones seguras como una competencia el 11 de febrero en Trinec, República Checa y el 18 de febrero en Birmingham para terminar la temporada Indoor”.

—¿Cómo ha sido tu preparación en el extranjero?

—Actualmente estoy entrenando en Colonia, Alemania. Tengo dos años ya . Fue un buen cambio para mi carrera deportiva después de cinco años de preparación en la Universidad de Arizona. Con mi entrenador, Wolfgang Ritzdorf, y mi compañero de entrenamiento, Luis Castro, de Puerto Rico, tengo muy buena química y se han visto buenos resultados para todos—, relató.

En una década, Édgar ha mejorado mucho. De conseguir una marca de 2:14 metros en 2007, actualmente consigue saltos de 2:30m.

“La enseñanza más importante que me ha dado mi especialidad es ser agradecido con lo que te da la vida. Mi deporte está lleno de emociones, me hace sentirme tan bien y de un momento a otro tan mal cuando no hago el salto que quiero. Es un proceso de aprendi-zaje que me hace sentir vivo y eso debe agradecerse”.

Édgar, quien participó en los Olímpicos de Río de Janeiro, está consciente de que aún le falta mucho que mejorar, por lo que se prepara sin tregua cada día.

“En un día normal entreno dos o tres horas por la mañana; después tomo un descanso para comer o una siesta para reponer energías. Por la tarde tengo otra sesión de práctica y finalmente voy a que me den terapia. Todo lo hago porque para mí es un orgullo llevar la bandera nacional a través del mundo; es un gran honor”.

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