Finales de enero pasado. Jorge “Chato” Vázquez recibe una llamada que rasga la tranquilidad de una mañana en Maracay, Venezuela, donde se encuentra jugando con los Tigres de Aragua. Su padre acababa de fallecer y él de inmediato emprende el regreso a Culiacán para estar presente en las exequias del hombre que le engendró el amor por el beisbol.

Menos de 10 días después del fallecimiento. El 7 de febrero, el “Chato” está parado en la caja de bateo en el encuentro final de la Serie del Caribe. El toletero fue tomado por los Venados de Mazatlán y enfrente está su ex equipo Tigres de Aragua. Con la pizarra 4-4 en la parte baja del noveno inning el culichi descoce un lanzamiento que se queda en el centro del plato y envía la esférica por detrás del jardín izquierdo.

Con ese descomunal batazo de Jorge Vázquez, México sumó su noveno campeonato de Serie del Caribe y el tercero en los más recientes cuatro años.

Un desenlace escrito con el dramatismo que el beisbol regala para “Chato” Vázquez que se encargó de honrar la memoria de su padre explotando el talento que le heredó y situando a México como potencia del área.

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