Una venda en la cabeza era la característica de un niño que apenas hace cinco años fue catalogado como la máxima promesa mundial del balompié. Mas Julio Gómez terminó por ser una ilusión rota.

Se ganó Balón de Oro de la Copa del Mundo Sub-17 en 2011, luego de hacer un gol de chilena en la semifinal ante Alemania, Minutos antes, había sufrido un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo sangrar.

“Quiero hacer un gol aún mejor en el Mundial Mayor”, reconoció “La Momia” a este diario, un año después del tanto marcado ante los teutones.

Meses después, el volante aceptó que “perdió el piso”.

Debutó con el Pachuca en la jornada 3 del Apertura 2011 y desde ahí, su camino en el balompié ha sido cuesta abajo.

Emigró de los Tuzos al Guadalajara, para después ser miembro de Correcaminos, Tapachula, Chiapas y su actual club es Coras Tepic. Descenso que ha provocado que Gómez sea más un recuerdo que realidad.

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