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La temporada del Atlas ha sido un desastre. La crisis ya costó el despido del director deportivo, Heriberto Ramón Morales y del técnico Gustavo Costas. El caos no sólo es en la cancha. La forma en que se dirige el proyecto también genera dudas. Por eso, el capitán Rafael Márquez se sincera para asegurar que no le gusta lo que está ocurriendo.

Su regreso al equipo de sus amores está lejos de ser lo esperado. Los resultados no se han dado. Inclusive, el ex jugador del Barcelona ha sido recriminado por su propia afición. La situación es incómoda para todos. El cuatro veces mundialista mexicano lamenta no ser el dueño del club para cambiar lo que sucede.

“No me gustan cosas que están pasando, pero yo no soy el que decido, no soy el dueño del equipo, no tengo el poder para cambiar las cosas ni para transformarlas, soy un simple jugador que vino a aportar su granito de arena con otros 23 jugadores. Es un deporte en conjunto y no depende de una persona”, explica.

“Ya si ven que pongo o no pongo es su problema, pero yo dejo todo en la cancha día a día, no sólo en los partidos, tratando de dar el ejemplo a todos los demás, quien me conoce lo sabe; quien no, algún día me conocerá, por eso tengo un círculo de amigos muy cerrado, muy pocos, porque los demás no son gente honesta, no son gente humilde”, añade.

El hecho de que sus propios aficionados le reclamaran el pobre accionar del equipo al salir de un entrenamiento es algo que lastima sobremanera a Rafael Márquez.

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