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De regreso a la media cancha auriazul, mientras la afición se olvidaba del frío, gracias al calor del ataque puma, Fidel Martínez y Daniel Ludueña levantaron los brazos para señalar a ese espigado delantero que acababa de mutar en el héroe de una noche en la que los universitarios demostraran que no todo es la Copa Libertadores para ellos.

Se trató de Dante López, quien tuvo aquella inverosímil falla cuando apenas se habían jugado 120 segundos, pero sacó de la chistera un par de servicios que encaminaron la goleada de los felinos sobre el Morelia (4-2).

Velada redonda para Guillermo Vázquez y sus futbolistas. Los problemas ambientales padecidos por la Ciudad de México durante la última semana obligaron a cambiar el horario del partido. El director técnico de los Pumas lo agradeció. Del calor y la contaminación del mediodía a las intensas ráfagas de viento que acompañan al ocaso.

Las circunstancias favorecieron a los universitarios... Y no las desaprovecharon, pese a emplear una alineación alternativa, con sólo tres titulares habituales (Darío Verón, Luis Fuentes y Javier Cortés).

El desgaste generado por la participación en el certamen continental provocó que los rostros fueran distintos sobre el césped del estadio Olímpico Universitario, no la intensidad y hambre de triunfo. Quedó claro durante esos mágicos ocho minutos coronados por la obra de arte que fabricó Cortés.

Fue el último gol del local. No importa. Será el más recordado. El medallista áureo en los Juegos Olímpicos Londres 2012, quien dejó la trinchera para volver a la zona de creación, recibió la pelota de espalda a la portería. Las facilidades de la zaga michoacana le permitieron girar sobre su propio eje. El resto, digno de museo.

Observó que el meta Carlos Rodríguez estaba adelantado y acarició la pelota para que lo techara, pero descendiera justo a tiempo para incrustarse en el arco. Ejecución perfecta.

Delirio de un pueblo que sueña con luchar por ambas coronas. La victoria colocó a los Pumas en el noveno sitio, a una unidad de la zona de Liguilla. El sueño está intacto.

Jefferson Cuero pareció despedazarlo unos cuantos instantes después de la falla de Dante. El arquero Alfredo Saldívar contuvo el disparo de Pablo Velázquez, aunque el esférico quedó a merced de la gacela sudamericana, quien no perdonó (3').

Todos esos hombres que Vázquez reservó en el banquillo suspiraron, al igual que la mayoría de los poco menos de 25 mil asistentes al inmueble. Las dudas por dar descanso a varias piezas clave resultaron inevitables.

Josecarlos van Rankin las fulminó con una pequeña dosis de arrojo y una bastante considerable de fortuna. El lateral derecho sacó un disparo que carecía de fuerza y dirección... hasta que el defensa Érick Aguirre estiró la pierna derecha y cambió la dirección de la redonda hacia el arco de los Monarcas (22’).

En la zona técnica de CU, el rostro de Enrique Meza se descompuso. El experimentado estratega del visitante sabía que su equipo estaba en agonía. López lo demostró con los desbordes que le permitieron dejar de ser abucheado y hasta salir aplaudido. El primero por la derecha. Buscó al ‘Neymar Ecuatoriano’, pero el destino quiso que la pelota escurriera hasta el ‘Hachita’, quien sólo la empujó a la red (50’).

Tres minutos después, Dante enseñó que también puede crear su infierno. Llegó a línea de fondo por el sector izquierdo para también tratar de hallar a Martínez. No tuvo la precisión adecuada, pero Fidel intentó un remate circense que se estrelló en el travesaño. La fortuna volvió a sonreír a los felinos: el balón rebotó en la espalda del arquero Rodríguez y se fue al fondo.

Goles poco bellos, aunque efectivos. La falta de estética fue pagada por Cortés con su genialidad. Carlos Morales también aportó con ese zurdazo que fue más una muestra de orgullo michoacano que genuino susto para los Pumas (84’).

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