Santiago de Chile.— Fue un toque sutil, suave, casi indolente el que llevó a Chile a tocar la gloria continental, por la que esperó casi 100 años.

Alexis Sánchez cometió una locura para definir la final de la Copa América. Tiró el penalti decisivo de una dramática tanda ‘a lo Panenka’.

Alaridos desatados, banderas chilenas agitadas en el estadio Nacional, mientras el atacante del Arsenal corría desaforado, desprendiéndose de su playera por hacer el gol que le da a su país la primer cetro del Cono Sur en su historia. El resto de sus compañeros fueron a abrazarlo ebrios de felicidad, invadidos por el éxtasis al concretar el triunfo sobre Argentina.

‘La Roja’ hoy puede presumir a una generación que puso fin a aquellos instantes en los que se quedó a un paso de la cumbre. Cuatro veces se había quedado en la orilla, con el subcampeonato del certamen que conquistó entre los nervios y el carácter para lograr el trono de América.

“Este es un sueño, este equipo merecía algo así”, comentó Arturo Vidal, uno de los pilares de la mejor generación en la historia del futbol chileno. “Nuestro pueblo necesitaba este triunfo, algo así tan hermoso como ser campeón de América”.

Proyecto de selección de Chile iniciado por Marcelo Bielsa. El argentino llevó a los talentos de la Sub-20 a Sudáfrica 2010. Previamente, les inculcó sus ideas en el proceso clasificatorio para ese certamen.

Así, ‘La Roja’ volvió a una Copa del Mundo después de 12 años. Eso no ocurría desde la época de Nelson Acosta, que dirigió a un plantel con figuras como el ‘Matador' Marcelo Salas e Iván ‘Bam Bam’ Zamorano.

Y Sánchez, Vidal, Mauricio Isla y Gary Medel son los jugadores con más tiempo en las selecciones de su país. A ellos se suman otros futbolistas que dejaron una buena impresión al llegar a los octavos de final del Brasil 2014 con Jorge Sampaoli al mando.

Por eso, Zamorano calificó a la actual selección como una “generación dorada”. Descripción que ayer terminó de convertirse en verdadera con la conquista de América.

Partido férreo, duro, digno de dos integrantes distinguidos de la Conmebol. Ambas selecciones se dedicaron a brindar destellos de futbol, aunque acompañados de rudeza en las entradas, lo que entorpeció el partido por momentos. Nadie se guardó nada.

Un primer tiempo luminoso, con intensidad e intentos por lograr la anotación que inclinara la balanza. Chile siempre intentó con su juego colectivo y el entendimiento entre Vidal, Sánchez, Valdivia y Aranguiz.

Argentina apeló a sus individualidades. Sergio Agüero y Lionel Messi como sus principales cartas. ‘La Pulga’ fue fiel a su costumbre de desaparecer en los momentos cumbres con la albiceleste. Ahí, el rosarino no es el mejor del mundo como lo demuestra en el Barcelona, sino un jugador común y corriente que muestra poco su talento.

La segunda mitad se apretó. Pocos espacios, aún más faltas. El empate a cero final derivó en tiempos extras y la serie de penaltis, con los calambres en las fatigadas piernas de ambos combinados. Javier Mascherano y Ezequiel Lavezzi, los principales combatientes que sufrieron esos ataques.

Al no haber anotación, los once pasos fueron definitorios.

Corazones al borde del colapso. Adrenalina a tope. Los suspiros de cada uno de los cobradores denotaban el nerviosismo. Gerardo Martino, técnico de los argentinos, gritaba, alentaba a los suyos para que superaran la prueba ante el anfitrión.

Sampaoli, entrenador de ‘La Roja’, intranquilo, se dirigía a sus seleccionados como una figura paterna que deseaba alentar a sus hijos.

Matías Fernández, Arturo Vidal, Charles Aranguiz habían puesto en ventaja a Chile. Messi fue el único que marcó su disparo por la albiceleste, luego de que Gonzalo Higuaín y Ever Banega erraran.

Vino Alexis Sánchez. La respiración estaba contenida. Se le veía tenso, el drama en las gradas era evidente. Todo Chile se detuvo mientras Sánchez se dirigía al balón. Lo tocó sutilmente con un cobro que llevó a su país a levantar su primera Copa América, tras casi 100 años de frustraciones.

Redacción

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