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Una reflexión sobre el contexto y significado de las cajas de embalaje de obras de arte, así como en torno del espacio de la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS), donde el muralista trabajó en la última etapa de su carrera y creó los que llamaba murales transportables con la idea de que las obras llegaran a otros públicos, fueron puntos de partida de las obras que Giandomenico Tonatiuh (G. T.) Pellizzi presenta en la exposición Yo transporto, que podrá visitarse del 10 de febrero al 15 de mayo en la SAPS, en la calle de Tres Picos.

El museo como contenedor de obras; la necesidad de generar mayor filantropía sobre todo en tiempos de crisis y de trabajar juntos sociedad, instituciones y profesionales; el valor económico de la obra de arte; el transporte a otros mundos e ideas que es una de las promesas del arte, y los recortes que han afectado a la cultura en años recientes son algunas de las ideas que están atrás de la muestra, la primera individual en México de Pellizzi (Tlayacapan, 1978), con la curaduría de Taiyana Pimentel, directora de la propia SAPS.

“Una caja de embalaje es como almacenar algo porque no hay donde exhibirlo, porque no hay las condiciones para exhibir. En ese sentido tiene relevancia la situación actual del museo, es un poco como almacenar el museo hasta que existan los fondos para que funcione correctamente”, explicó el artista.

El cubo interior de la SAPS ha sido transformado por Pellizzi en un contenedor de 9.5 metros por 8, por 3.5 metros. El público puede entrar, reconocerlo, pero esta no es la única forma de participación que el artista ha concebido para los espectadores. Cuando trazaba el proyecto para trabajar en la SAPS, en marzo de 2015, se anunció la reducción de presupuesto para las instituciones culturales, un recorte que afectó a museos como la propia Sala de Arte Público, de ahí partió este proyecto de autofinanciamiento para la obra de arte. Comprende de la donación de la obra a la asociación Amigos de la SAPS, que buscará que el público subsidie los 171 fragmentos de la instalación. Cada pieza se acompaña de un cálculo minucioso de lo que cuesta la producción de la exhibición, desde los materiales y su construcción hasta el trabajo de todos en la sala.

Sobre la importancia de alternativas desde la filantropía, Pimentel destacó: “Hoy avanzamos hacia modelos colaborativos, entre la sociedad civil, a través de los filántropos, y las políticas públicas del Estado. Hay que reconocer que las políticas públicas se han visto afectadas por los problemas económicos del país. Estado, filántropos, profesionales estamos en busca de estrategias que no demeriten al arte contemporáneo. La idea es encontrar caminos para que los museos sigan generando un saber visual, estético, que dé continuidad a lo que ha ocurrido con la creación artística del país por décadas. Tal vez de esa manera nos veremos menos afectados a futuro con cualquier situación económica que hoy nos hace más frágiles”, dijo la directora de la SAPS.

Pimentel dijo que aunque la indicación es, hasta ahora, que no haya ningún despedido laboral en 2016 (casi todos en la SAPS y La Tallera están contratados por honorarios), aún no se tiene asignado el presupuesto para la SAPS, situación que atraviesan todos los museos del INBA.

La SAPS tiene en su fachada una intervención de Daniel Aguilar Ruvalcaba: Problemas del realismo neoliberal en la pintura mexicana, que reproduce un billete conmemorativo del bicentenario, que tiene un fragmento de una obra de Siqueiros.

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