Vecinos del municipio sureño de Tlaltizapán se reunieron en el paraje La Mezquitera, en cuyo sitio fueron arrasados vestigios arqueológicos para continuar con el trazo de la autopista Siglo XXI. En ese lugar los pobladores manifestaron su protesta contra la SCT y el INAH, y además determinaron construir un plan de acción que impida el arrase de otras zonas similares “sacrificados” por el paso de la vía de comunicación.

David Gálvez Castillo, uno de los principales opositores a la demolición de vestigios arqueológicos, convocó a la ciudadanía de Tlaltizapan a conformar un frente común con los habitantes del municipio aledaño de Tlaquiltenango, donde también se encontraron restos arqueológicos durante el trazo de la autopista.

Gálvez afirmó que también buscarán la asesoría del Frente Pro Defensa de Tepoztlán, cuyos integrantes se opusieron a la ampliación de la autopista La Pera-Cuautla y lograron detener las obras, en un tramo de la vía, mediante la presentación de un recurso de amparo.

En Tlaltizapan el integrante del grupo opositor a la destrucción de zonas arqueológicas, dijo que el seis de julio, en una visita realizada por periodistas y ciudadanos, el arqueólogo del INAH Mario Córdova Tello, encargado de la investigación en el lugar, dijo que a lo largo del trazo de la carretera, que unirá el Pacífico con el Atlántico, arrasaron con al menos 25 zonas similares y por culpa de ciudadanos y medios de comunicación, “este es el único lugar en donde se han inconformado”.

Lo anterior causó indignación y dos días después los habitantes se reunieron con la directora jurídica del INAH, Alma Rosa Cienfuegos; la alcaldesa de Tlaltizapan, María Cruz Bastida y una comisión del grupo inconforme en las instalaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia, con sede en Cuernavaca.

Ahí acordaron que una vez terminado el dictamen por el arqueólogo Córdova sostendrían otro encuentro para explicarles lo procedente, según las disposiciones en materia de investigación arqueológicas. Pero eso no ocurrió y el pasado lunes, un trascavo devastó el vestigio.

“Debemos organizarnos para impedir que en aras del progreso, se borre la historia con anuencia de quienes deben preservarla”, dijo Gálvez.

Agregó que hay ciudadanos, especialistas en la materia, que ya trabajan en un informe alterno porque además de la zona devastada hay otros sitios considerados en el trazo carretero donde se presume la existencia de vestigios.

Según el INAH hay 34 zonas arqueológicas detectadas sólo en Tlaltizapán, “que no representa ni la décima parte”, refirió Cienfuegos a los habitantes Tlaltizapan.

Progreso avasallador

El 14 de julio pasado, Margarita Alvear Gutiérrez, maestra de profesión en Tlaltizapán exigió a Cienfuegos el dictamen del área realizado por el arqueólogo Córdova Tello, pero la Directora Jurídica del INAH dijo desconocerlo porque tampoco lo presentó su colega.

Alvear recriminó el “silencio cómplice” de las autoridades municipales, quienes, a su decir, lejos de preservar la identidad local se doblegan ante los intereses de las empresas.

“Está pendiente un informe del anterior alcalde, Matías Quiroz Medina –actual secretario de Gobierno-, quien permitió en su gestión que zonas como ‘Las Estacas’, donde también se localizaron vestigios, fueran saqueadas ya que nunca rindió cuentas sobre el destino de lo ahí encontrado, para qué los estudios si al final destruyeron todo”, cuestionó.

Tirzo Benítez Sánchez, comisariado ejidal de Tlaltizapan, juzgó de omisos a las autoridades por incumplir con los acuerdos e ignorarlos en las acciones.

“No avisaron a nadie, tiraron todo, que es parte del ejido del pueblo. Dónde está la presidenta municipal, pensé que estaría presente para dar la cara pero ya veo que no es así”, criticó.

rqm

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