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El tenor mexicano Óscar de la Torre salió de México hace 8 años en busca de oportunidades y las encontró en Alemania. Hoy está de vuelta en el país para participar en dos producciones: La cenicienta, en el Teatro Bicentenario de León, que se presentó hace unos días, y El barbero de Sevilla, en Monterrey, que tendrá funciones este fin de semana.

“El año pasado me llamó Alonso Escalante para invitarme a hacer el rol del Príncipe Ramiro de La cenicienta, acepté porque los tiempos coincidían muy bien, todo se acomodó perfectamente. Luego me hablaron para estar en Nuevo León, estaban muy juntas las dos producciones pero hemos logrado que las cosas funcionen. Ha habido mucha adrenalina y estrés, pero para mí ha sido muy lindo volver a cantar en México”, indicó el tenor en entrevista.

De la Torre ha estudiado con maestros del Metropolitan Opera House de Nueva York y ha tomado Masterclass con Francisco Araiza, Erika Kubacseck, Danusa Luknisova y Sharon & Arthur Spinetti, así como con Giacomo Aragall, Montserrat Caballé y Eva Randova, entre muchos otros.

“En León me sentí muy bien, la gente estaba muy contenta, fueron muy buenas funciones y me sentí muy orgulloso de participar en una producción de alto nivel”, dijo.

Y añadió: “Me atrevo a decir que las voces mexicanas son de la más alta calidad, los timbres son realmente preciosos, estoy impactado, el elenco de León no sólo tuvo grandes voces, también enormes actores. La retroalimentación ha sido impresionante. Ya sabemos lo que pueden dar las voces mexicanas, pero no deja de emocionarme cantar con mis compañeros, con todo el equipo creativo, con el director de orquesta”.

Ha cantado al lado de figuras como Edita Gruberova, Plácido Domingo, Giacomo Aragall, Francisco Araiza, Kurt Rydl, Paolo Gavanelli, Josep Bross, Marco Armiliato, Pietro Rizzo, Alexander Rahbari y Antony Hermus, por mencionar algunos.

“Una de las cosas que me han gustado mucho es que todo el equipo convive, termina la función y se va a cenar, esta relación laboral no sucede con frecuencia en Alemania, allá la gente es más hermética, vamos a hacer nuestro trabajo y nos despedimos. Creo que ya necesitaba este tipo de cosas, ha sido una caricia en el corazón. Cuando estás tan lejos, acudes a tu función y te vas a tu hotel, hay muchos espacios de soledad”, explicó.

El cantante sostuvo que su carrera ha tenido altibajos, pero ahora se encuentra en una de sus mejores épocas. “Tuve una crisis emocional y retomar el ritmo fue muy difícil, pero ya me siento en un periodo en el que las cosas están fluyendo, tengo trabajo, nuevos proyectos, nuevos horizontes. Todo lo que he vivido me ha impulsado a seguir adelante, perdí contactos pero me han vuelto a invitar”.

Al terminar su visita en México viajará a Suiza para ofrecer dos conciertos con repertorio italiano, para luego ir a Roma y participar en el Festival Internacional de Música y Arte Sacro, a realizarse en noviembre.

Además de una serie de conciertos con la Plovdiv Philharmonic Orchestra; Frankfurter Sinfoniker Orchester; la invitación para realizar una gira con Carmina Burana en Alemania, así como galas de ópera y el estreno mundial del oratorio Aleluya, de Oswaldo Cruz, en Munich.

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