Los trabajos de mantenimiento que se están realizando al Centro Cultural Ollin Yoliztli “ponen en peligro la integridad física de las personas que se encuentran en sus instalaciones” porque podrían provocar el colapso del techo de la Escuela de Música y Danza, que forma también parte del  estacionamiento que está ubicado en la azotea.

Así lo advirtió el Instituto para la Seguridad de las Construcciones del Distrito Federal a la Secretaría de Cultura a través de una carta.

En el documento, fechado el pasado 27 de mayo, el director del Instituto, Renato Berrón, le informa al secretario de Cultura, Eduardo Vázquez, que fue notificado de la existencia de “ciertas anomalías” que se están presentando en los trabajos de impermeabilización.

“Se ha subido maquinaria pesada para la demolición de firmes y para la remoción de cascajo. El procedimiento que se está utilizando genera cargas concentradas en el sistema de techo para los cuales no fue diseñado, excediendo las cargas de diseño de manera importante”, se puede leer en el documento.

Berrón asegura que los trabajos concentran cargas al acumular el cascajo en áreas reducidas con el propósito de poder cargarlo a los camiones, y se generan también “grandes cargas puntuales móviles en donde se apoyan las llantas de los camiones de volteo y de las retroexcavadoras”.

Esas cargas, advierte, “pueden llevar a la falla al sistema de piso, así como a los elementos estructurales que lo soportan. Eventualmente podrían llegar a colapsar”.

Para el Instituto para la Seguridad de las Construcciones, las obras de mantenimiento son necesarias, pero le informa  al secretario de Cultura que es importante cuidar los procedimientos que se empleen para llevarlas a cabo, de manera que no se excedan las cargas de diseño del techo porque de continuar con esas labores “ponen en peligro la integridad física de las personas que se encuentran en las instalaciones”. Y solicita que los “riesgos” se  eviten “de manera inmediata”; asimismo sugiere sustituir  el método de demolición y de acarreo de cascajo que hacen con maquinaria pesada, por “métodos manuales”, como el “empleo de marro y de carretillas” o bien si continúan con la maquinaria pesada es “necesario desalojar el edificio durante el tiempo de ejecución de la obra”.

En un recorrido realizado ayer por EL UNIVERSAL, se constató que los camiones de carga y los materiales de uso y deshecho continúan en el techo, y que los trabajos se desarrollan con las actividades diarias de la comunidad estudiantil.

Los trabajos iniciaron durante la segunda semana de mayo, con una inversión de 11 millones 277 mil pesos, que incluyen, además de la impermeabilización, trabajos de sellado de grietas y fisuras, refuerzo de losas, así como la rehabilitación de la Sala Silvestre Revueltas.

En febrero pasado, un músico de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México sufrió un accidente al reventarse una de las lámparas; desde entonces, la Secretaría emprendió un proyecto de rehabilitación, pero reconoció que el presupuesto es inferior al necesario, por lo que analiza la posibilidad de cambiar de sede.

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