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Los últimos días del escritor Jim Harrison no fueron distintos a tantos otros: trabajo, amigos, cigarrillos, vodka.
Famoso por "Legends of the Fall" ("Leyendas de pasión"), Harrison murió el sábado por la tarde a los 78 años. Vivía en Patagonia, Arizona, y de acuerdo con su vecina desde hace 18 años, la autora y editora Laura Chester, había estado trabajando en su estudio "donde encendió un American Spirit y escribía un poema a mano cuando sufrió el súbito y mortal ataque cardiaco".
"Una cuidadora lo encontró cuando le llevó su cena", escribió Chester vía correo electrónico el lunes.
Harrison fue autor de más de 30 libros, incluyendo poemas, novela breve y libros de no ficción. Era amado entre los escritores y los lectores de todas partes del mundo. Sherman Alexie, Mary Karr y Anthony Bourdain eran algunos de sus amigos y lo recordaron con cariño durante el fin de semana. Su más reciente libro, la colección de novela breve "The Ancient Minstrel", pasó del puesto 2 mil 364 en la lista de los más vendidos de Amazon.com al 181 entre el domingo y el lunes.
De acuerdo con Chester, ella, Harison y otros 10 amigos cercanos se reunieron el viernes por la noche en Wagon Wheel, su "cantina local de vaqueros", donde Harrison solía disfrutar del vodka en las rocas. Fue "una reunión espontánea de celebración" por el Viernes Santo, con los escritores Philip Caputo y Jim Fergus entre los asistentes.
"Todos nos sentamos en círculo y él (Harrison) estaba fuera en el patio donde podía fumar", escribió Chester.
"Jim me habló sobre un viaje a París y Sevilla que estaba planeando para abril", dijo Fergus mientras que agregó que Harrison seguía de luto por la muerte de su esposa, Linda, quien fue su pareja por años y falleció a finales de 2015.
"Ir a Europa, lo que no había podido hacer desde hace algunos años por sus problemas de salud, era para Jim una manera de distraerse de esa soledad. Supongo que la muerte fue otra manera".
Después de que Chester se enteró por la esposa de Caputo, Leslie Ware, de la muerte del autor, ella condujo a su casa. Dijo una "simple oración" y se llevó al perro de Harrison, Folly, para poder cuidar de él hasta que llegara la hija del autor, la también escritora Jamie Potenberg.
Caputo dijo en un correo electrónico que algunos de los amigos de Harrison habían planeado antes de su muerte reunirse el domingo. Se vieron en la casa de Chester para una comida de Pascua y un funeral.
"Contamos historias sobre Jim Harrison, y todos tenemos una gran cantidad de ellas en la reserva", dijo Fergus. "Bebimos vino y reímos y reímos. Jim era brillante, gracioso, atrevido y tan auténtico".
"Después de la cena todos nos tomamos turnos para leer poemas de sus diferentes libros antes de abrazarnos y decirnos buenas noches", explicó Chester. "Phil (Caputo) me dijo 'Jim era como el punto focal de nuestro grupo aquí en Patagonia, nos unía, y debemos prometerle que nos mantendremos fieles a ese espíritu', todos juntamos nuestras manos, una sobre otra, para hacer ese voto a nombre de Harrison".
"Una gran alma ha muerto. Lo vamos a extrañar".
rqm