A 100 años de su natalicio, el escritor Rafael Solana (1915-1992) recibió un homenaje póstumo por su trayectoria como periodista, poeta, novelista, dramaturgo y cronista, en el Museo de la Ciudad de México.

Durante el evento se dieron a conocer tres antologías que contienen parte de su obra: Tres puntos cardinales: poesía, novela, teatro, Mil nombres propios. En las planas de El Universal, de Claudio R. Delgado, y Un país de luz. Crónicas, de Raquel Huerta-Nava.

Julio Trujillo, director Editorial y de Producción del Conaculta, describió a Solana como “un escritor multifacético, un hombre de muchos talentos, un gran promotor cultural”, y destacó que “la mayor parte de su carrera periodística se dio en la páginas de EL UNIVERSAL”, diario en el que comenzó a escribir a los 14 años.

Claudio R. Delgado, especialista en la obra de Solana, resaltó la creación de la revista Taller, proyecto periodístico de difusión artística y cultural, fundada por Efraín Huerta, Octavio Paz, Alberto Quintero y Rafael Solana, generación de escritores que Delgado equiparó con la del Ateneo de la juventud de José Vasconcelos, Antonio Caso y Alfonso Reyes, entre otros.

Comentó que “don Rafael Solana siempre fue un gran poeta”, a la par de Huerta y Paz, pese a que él no se consideraba como tal, pues creía que “la poesía sólo era para jóvenes”.

Acerca de Tres puntos cardinales: poesía, novela, teatro, (Fondo de Cultura Económica, FCE), que se publicará en las próximas semanas, afirmó que es una antología con la que se podrán acercar “a un escritor con gran uso del lenguaje”, descrito por José Pagés Llergo, fundador del semanario Siempre! como “el periodista más completo”.

Raquel Huerta-Nava, compiladora de Un país de luz. Crónicas (FCE), señaló que el escritor veracruzano “fue muy irónico desde joven, no es ingenuo como parece, hay que saber leerlo entre líneas”.

Agregó que una de las características de la generación de Solana fue “la búsqueda de lo mexicano, la lucha de lo mexicano”, particularidad que llena las páginas de su recopilación, con textos como El traje de charro.

En el homenaje coincidieron en que la obra de Solana debe ser revalorada. “Hay que volverlo a la vida para que sea vigente”, enfatizó Huerta-Nava, mientras que Delgado remató: “Revaloremos a don Rafael, que los jóvenes se acerquen a su obra. En esos jóvenes, Rafael Solana, siempre confió”.

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