Poco a poco las voces, risas, gritos, discusiones y cantos de Carlota, Maximiliano, Diego Rivera, Frida Kahlo, Porfirio Díaz, Francisco I. Madero y Lerdo de Tejada se hacen más audibles, mientras se avanza en la remodelación del Jardín Virreinal Borda, que hoy se entregó en su segunda de cuatro etapas.

Esos personajes han retornado al jardín de la casa que data de 1783 en la llamada “ciudad de la eterna primavera”, donde instituciones federales, estatales y locales reunieron talentos y voluntades para que ellos -y quien quiera pasear hoy por sus senderos- se reencuentren con la historia y con la belleza natural del sitio.

Entre el azul maya con el que decidieron repintar las paredes de los espacios construidos dentro del jardín –no porque se hiciera por consenso ni por buen gusto, sino porque vestigios antiguos del lugar vestían ese color- se reunieron los titulares de las instituciones que hicieron posible que la historia pueda ser contada otra vez.

El gobernador Graco Ramírez fue tajante en la importancia de integrar una figura de patronato o fideicomiso para que quien llegue en el futuro al frente de la administración “no quiera volver a convertir el lugar en discoteca ni paseo nocturno”.

“Hagamos una instancia de vigía, de mantenimiento, que impida que se pierda lo que hoy se ha logrado con bastantes esfuerzos”.

Resaltó en el lugar los esfuerzos de arquitectos, restauradores, botánicos, arqueólogos, diseñadores y cronistas, entre otros, cuyo talento permitió el rescate de colores originales, de fuentes y lagos mediante la utilización de técnicas originarias a base de cal y cera.

Teresa Franco, directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, enfatizó a su vez en la recuperación de ese lugar que “está lleno de historia y situaciones realmente apasionantes y no únicamente a partir de los personajes que lo han vivido, sino también de la historia natural presente.

“Un jardín se abre hoy y es para toda la vida. Este se abrió hace siglos y le deseamos que llegue al año 3000, pero que lo haga aún más rico, más sabio y mucho más disfrutable para todos”, señaló.

Las aguas brotan de las fuentes y la música de las flautas que chiquillas tocan a su lado. A sus sonidos, cientos de pájaros se unen, cientos de pájaros que revolotean entre un árbol y otro.

Para conmemorar esta segunda entrega de la obra de remodelación también se inauguró la muestra “La Espiral del arte”, de Adolfo Best Maugard, un artista que buscaba rescatar el patrimonio cultural.

De hecho inventó un método para que todo el mundo pudiera aprender a dibujar y lo hicieran a partir de nuestros elementos sustantivos: la vegetación y las grecas prehispánicas que adornan todos los frisos de Mitla y Teotihuacán, y que él incorpora en su método.

“Creo que hay que volver a implementar el método Best Maugard para volver a recordar lo importante que somos como nación dentro del patrimonio cultural”, señaló Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Plásticas del INBA.

“Se dice fácil pero una exposición tiene muchos secretos. Esta tiene 143 piezas y guarda 453 colecciones, pero además dos museos que recogen un espíritu junto, crítico y seis núcleos que nos van a llevar de la mano para generar una narración, una historia”, mencionó.

La Espiral del Arte, destacó, “es una invitación para que ustedes vuelen en esa imaginación, en este contexto, en una de las ciudades más bonitas de este país”.

Mientras los trabajos avanzan, las figuras históricas que hicieron suyo esta casa y este jardín se dejan oír cada vez más.

sc

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