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La compañía chilena Viajeinmóvil llegó al Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, que este domingo llega a su fin, para demostrar que los clásicos pueden trastocarse, romperlos y rehacerlos, hacerlos viajar siglos al futuro para demostrar que las pulsiones humanas han sido siempre las mismas. Es el caso de “Otelo” de Shakespeare, a quien presentaron como un imbécil y manipulable asesino, desde la actuación y desde la creatividad.

En el “Otelo” de Viajeinmóvil, adaptado y dirigido por Jaime Lorca, Teresita Iacobelli y Christian Ortega, y protagonizado por el propio Lorca y por Nicole Espinoza, los personajes centrales eran, desde luego, Otelo, recreado por la cabeza y el torso de un maniquí; Yago, encarnado por Lorca; Desdémona, también recreado por la cabeza de un maniquí, y Emilia, por Espinoza.

La idea surgió en un taller al que Lorca asistió en 2011 en Francia, en el marco del Festival Mundial de la Marioneta, en Charleville-Mézières y decidieron adaptar a "Otelo" con crudeza, pero los crímenes cometidos por los personajes de Shakespeare eran de tal magnitud que un actor, ha dicho el propio Lorca, no podía representarlos sin que el espectador se sintiera horrorizado.

Pese a restarle madurez a su audiencia, la compañía resolvió su conflicto moral con creatividad: Lorca sería el manipulador y miserable Yago, y prestaría su voz y su cuerpo a Otelo; Espinoza tendría breves apariciones como Emilia y su voz le daría vida a Desdémona.

Con una dirección escénica ágil, los cuatro personajes interactuaron en todo momento; en la narración apareció, también sólo como una cabeza, Casio, pero quedaron fuera los otros personajes, para lo términos de la escena, resultaron, en efecto, prescindibles.

La escena más dramática, el asesinato de Desdémona a manos de su marido, Otelo, pese a los esfuerzos del director escénico, resultó ser brutal, porque el mismo universo shakespereano lo es.

Lorca y Espinoza se presentan como dos actores consumados, con una gran capacidad dramática, cuyo peso recae impecablemente en la oralidad. Y Lorca, como director escénico, muestra, además, la habilidad para hacer comprender al espectador que las pasiones humanas como los celos, la envidia, la manipulación, son tan ridículos que son las principales herramientas de una telenovela.

El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá llega este domingo a su fin y ha reunido a lo largo de 17 días a 100 directores, 3650 actores de  32 países y tuvo a México como país invitado de honor.

jram

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