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El agua es un recurso insustituible, esencial para el bienestar social, el desarrollo económico y la seguridad ambiental. Las grandes civilizaciones han florecido en donde abunda y han sido amenazadas por su ausencia. No obstante, el crecimiento demográfico, la urbanización y la modificación del ciclo del agua derivada del cambio climático han aumentado la presión sobre los recursos hídricos del mundo. Para 2030 su demanda se habrá incrementado en un 40%, viviendo la mitad del planeta en zonas de estrés hídrico.
Desde hace 25 años, cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Este año el lema es “La naturaleza al servicio del agua”. Es la propia naturaleza la que capta, regula, purifica y pone a nuestra disposición el agua a través de la llamada “infraestructura verde”, la cual, lamentablemente, se encuentra en retroceso, mermando tanto la prestación de servicios hídricos como la resiliencia de nuestras ciudades.
México no es la excepción. El 67% del agua está en el sur-sureste con el 23% de la población y el 20% del PIB, mientras que el resto del país debe repartirse el 33% del recurso. Como resultado, más del 50% del territorio ha sufrido cambios en sus ecosistemas. Tal es el caso de la Ciudad de México, con una presión sobre los recursos hídricos del 235%, cuando un 40% ya es alto. Además, el volumen de agua que se extrae cada año de los acuíferos es más del doble que su recarga, y el 41% de esta agua se pierde en fugas y tomas clandestinas.
Las instituciones, marcos regulatorios, estructuras financieras y capacidades de gestión del agua que se desarrollaron en el siglo XX deben actualizarse para priorizar soluciones costo-eficientes y multipropósitos mediante la conservación y restauración de la infraestructura verde. Así, en 2011, el Banco Interamericano de Desarrollo, Fundación FEMSA, el Fondo para el Medioambiente Mundial y The Nature Conservancy crearon la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua para contribuir a la seguridad hídrica de la región a través de la creación y fortalecimiento de los llamados Fondos de Agua, los cuales son organizaciones que diseñan e impulsan mecanismos financieros y de gobernanza, articulando actores públicos, privados y de la sociedad civil con el fin de contribuir a la seguridad hídrica y al manejo sostenible de las cuencas y acuíferos a través de soluciones basadas en la naturaleza.
Actualmente existen 22 fondos, incluyendo en México al Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey. El fondo integra a 65 socios y contribuye a la seguridad hídrica del área metropolitana mediante la conservación y restauración de la cobertura vegetal de la zona montañosa que la rodea, en donde, además de generarse el 60% del agua de la que se abastece Monterrey, se puede mitigar el impacto de las inundaciones catastróficas, como las provocadas por el Huracán Álex en 2010, cuyos estragos representaron un costo de 17 mmdp, además del costo de enfrentar la sequía posterior, que se estima en 152 mdp. La inversión en soluciones naturales para mitigar ambos impactos es menor al costo de enfrentar sus consecuencias.
El siguiente reto para la Alianza es dotar a la Ciudad de México con un mecanismo similar, el cual contribuya a lograr la seguridad hídrica a través de la reducción en la sobreexplotación de los acuíferos, la protección de las fuentes y restauración de los sitios de recarga, a la par que se fomenta un uso más eficiente del agua, reduciendo así el hundimiento y los riesgos por inundación. Todo mediante soluciones naturales probadas como costo eficientes. No en vano, el lema de este Día Mundial del Agua será el inicio de un legado sostenible para nuestra capital.
Director del Programa de Agua de The
Nature Conservancy para México y el
Norte de Centroamérica.