La ceremonia de entrega del denominado Nobel Alternativo alertó este lunes desde Estocolmo sobre los efectos del cambio climático y defendió la necesidad de alcanzar un acuerdo mundial en la Cumbre del Clima que comenzó este lunes en París (COP21).

La amenaza del calentamiento global centró buena parte de los discursos pronunciados en el Riksdag (el Parlamento sueco), donde también hubo llamamientos contra las armas nucleares y la guerra y a favor de los derechos de los homosexuales.

"No pararemos hasta que las emisiones globales estén a un nivel que garantice nuestra supervivencia como pueblo", afirmó el ministro de Exteriores de las Islas Marshall, Tony de Brum.

De Brum estableció un paralelismo entre la batalla de su pueblo contra las potencias nucleares por incumplir las promesas de desarme, ante las decenas de pruebas realizadas por EU en las Marshall en las décadas de 1940 y 1950, y la lucha contra el cambio climático que ahora abandera este archipiélago del Pacífico.

Las Islas Marshall están situadas dos metros sobre el nivel del mar, por lo que la crecida de los océanos y las tormentas más frecuentes atribuidas al cambio climático son una amenaza real para su pueblo, subrayó De Brum, arquitecto de la Declaración de Majuro para el Liderazgo Climático, aprobada en 2013.

La cumbre de París puede ser "la más importante conferencia sobre paz y seguridad humana de la historia", dijo el escritor y exeurodiputado suecoalemán Jakob von Uexküll, creador de los premios.

Von Uexküll sostuvo que la "revolución sostenible" requerirá sacrificios similares a los de la abolición de la esclavitud, que en su época desempeñaba un rol básico en la economía de muchos países.

Por su parte, la activista canadiense Sheila Watt-Cloutier denunció las transformaciones provocadas por el cambio climático en la cultura y en la vida de las poblaciones 'inuit' en el Ártico.

"Lo que hemos considerado sagrado y que parecía permanente, como nuestros territorios de caza y de formación, están empezando a derretirse.

El hielo y la nieve del Ártico, la tierra helada de la que los 'inuit' han dependido durante milenios, está menguando ante nuestros ojos", afirmó.

Watt-Cloutier fue reconocida por su defensa de la cultura indígena en el Ártico y compartirá los 3 millones de coronas suecas (unos 319 mil euros) con que está dotado el premio con la ugandesa Kasha Jacqueline Nabagesera y el italiano Gino Strada, mientras que De Brum y las Islas Marshall recibieron el galardón honorífico.

Nabagesera recordó en su discurso que fundó en 2003 la ONG FARUG, que presidió durante una década, "para contrarrestar la homofobia en mi país y sensibilizar a nuestro pueblo sobre la orientación sexual y la identidad de género".

La activista ugandesa, que el año pasado lanzó una plataforma mediática con el mismo objetivo, defendió que su lucha ha aumentado la visibilidad de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) tanto en Uganda como en toda África, pero alertó de los muchos retos que todavía persisten.

Strada, cuyo trabajo como médico en zonas de conflicto bélico ha ido de la mano de la ONG Emergency, criticó las minas antipersona, diseñadas "para infligir sufrimientos horribles a niños inocentes y colocar una carga terrible en sus familias y la sociedad".

Los niños víctimas de ese tipo de armas constituyen el "símbolo viviente" de las guerras contemporáneas, "una forma persistente de terrorismo contra las poblaciones civiles", afirmó.

Strada denunció que el porcentaje de víctimas civiles ha aumentado desde la I Guerra Mundial y que en los 160 conflictos principales desde 1945 se ha situado en torno al 90% del total.

El Premio al Correcto Modo de Vida (Right Livelihood Award), como realmente se llama este galardón, fue instituido en 1980 por Von Uexküll y ha distinguido a 162 laureados de 67 países en 36 ediciones.

kal

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