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El problema de obesidad en México, tanto en adultos como niños, hace necesario un análisis sobre el aumento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas, coincidieron el senador perredista, Armando Ríos Piter, y Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

“Hemos comprobado que poner este impuesto baja el consumo, para 2014 cayó 6% y para 2015, 8%, eso se busca, que la gente deje de consumir refrescos, no por una razón que tenga relación con el consumo ordinario, sino a que está asociado a la obesidad”, dijo Ríos Piter.

Durante un debate organizado por EL UNIVERSAL sobre el impuesto a los refrescos, el senador recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó incrementar a 20% el gravamen para este tipo de bebidas, por lo que es necesaria una política integral para frenar el crecimiento de la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares en el país.

“No podemos permitir que sigamos siendo el país número uno en consumo general de refrescos, compitiendo con Estados Unidos, por que hoy nuestros niños tienen el primer lugar en el mundo en obesidad y diabetes”, abundó Ríos Piter.

La semana pasada, el legislador presentó en el Senado una iniciativa para incrementar el impuesto a 2.5 pesos, pero cuando las empresas reformularan sus productos podrían tener una reducción de 50 centavos en el gravamen.

“Estamos pensando en los más pobres, aquellos a los que este país ha condenado a que no tengan agua potable, acceso a otras fuentes de energía calórica además de los refrescos. Las empresas venden la idea de que como suben los impuestos les hacemos un daño, pero no, no dicen que esos habitantes de las zonas más marginadas son los que tienen diabetes y este tipo de problemas”, dijo.

Por su parte, Alejandro Calvillo destacó que las refresqueras han pagado estudios y patrocinado a organizaciones civiles para dar una percepción equivocada del impacto del consumo de bebidas azucaradas en México.

“Las medidas se deben de tomar, el impuesto tiene dos direcciones, una es reducir el consumo, el impacto en pesos vendrá en cinco a 10 años, hemos tenido una tendencia de crecimiento de obesidad muy elevada y bajarla no será tan fácil, es necesario trabajar en nuestros hijos y que el ambiente familiar y escolar empiece a proteger nuevos hábitos de alimentación”, agregó.

Sobre la transparencia de los recursos que obtiene de la Fundación Bloomberg, Calvillo dijo que el dinero recibido es público y las compañías refresqueras lo saben, aunque no dio una cifra exacta del dinero recibido.

“Están transparentado y [las refresqueras] lo saben, tratan de atacar no al mensaje sino al mensajero. Tenemos trabajando 10 años en este tema, hace cuatro años, una de las fundaciones más importantes, Bloomberg Philanthropies, nos apoyó”, abundó.

EL UNIVERSAL buscó a Coca-Cola, de Francisco Crespo; ConMéxico, de Jaime Zabludovsky y la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac), de Jorge Terrazas, pero declinaron a dar su postura.

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