Una firma alemana relojera cosecha éxitos en tiempos revueltos. Mientras la industria de la relojería suiza ve cómo sus exportaciones caen a niveles de 2009, Nomos Glashütte crece a un ritmo de 30%. ¿Por qué sus guardatiempos conquistan a consumidores en 40 países?

Su estrategia de negocio, basada en la escuela Deutscher Werkbund, que promueve el concepto de productos de alta calidad a precios asequibles, triunfa en un momento en que la fortaleza del franco suizo y la crisis económica global obliga a grandes firmas a crear modelos accesibles, como Ulysse Nardin, Girard-Perregaux, Jaeger-LeCoultre o Montblanc.

Esta estrategia de precios, un diseño impecable que se concibe en sus oficinas de Berlín y se inspira en la corriente Bauhaus, y 10 calibres propios concebidos en su manufactura de Glashütte, posicionan a Nomos como la relojera con más producción de relojes mecánicos en Alemania.

Nomos nació en 1990 de la mano de Roland Schwertner. Cimenta su prestigio en sus calibres propios y, sobre todo, en dos desarrollos de los últimos años. Tienen su propio escape, Nomos Swing System, en el que invirtieron 10 millones de euros, que se usó por primera vez en el reloj Nomos Metro en 2014. El resultado para el consumidor es un gran abanico de piezas mecánicas interesantes, precisas y asequibles, pues el Nomos Swing System ya está en todos los relojes Neomatik de la compañía.

Otro logro es su mecanismo DUW 3001 que sólo mide 3.2 mm de grosor y es el automático más delgado del mercado producido en serie.

En relación a su plan de negocio, otros aciertos son la venta online a través de su sitio web y la nula inversión en embajadores o campañas de mercadotecnia costosas.

Nomos tiene la fórmula del éxito, una tríada afortunada que fusiona diseño, mecanismos de calidad y precios competitivos, entre mil y 4 mil euros. Comenzó con tres relojeros y hoy tiene 250 empleados (220 en la manufactura, 30 en su agencia creativa Berlinerblau en Berlín y su oficina en Nueva York).

Estados Unidos es uno de los mercados que más crece. Por eso, en julio de 2015 abrieron oficina en Nueva York. “Cada vez más, nuestros clientes vienen de ese país. Allí crecimos tres dígitos en 2014”, dijo Uwe Ahrendt, CEO de Nomos.

Las expectativas para el corto plazo son muy halagüeñas. Ahrendt afirmó que “en los próximos tres años estimamos crecer el doble e incluso tener un mejor desempeño en mercados internacionales. Seguiremos invirtiendo en investigación y calidad”.

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