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En Sidney, Australia: 80 dólares. En Singapur: 60 dólares. Una ciudad por un corte de cabello. Y no cualquier corte, pues Jacobo Martínez gastó en uno realizado en una de las mejores estéticas de cada sitio, con uno de los mejores peluqueros del lugar, a un precio que suena inaccesible.

Le siguen Toronto, Vancouver, Seattle, Los Ángeles, Miami, Fort Lauderdale, Buenos Aires, Shanghái, Seúl, Melbourne, Bangkok, Kuala Lumpur, Tokio... Y la lista seguirá creciendo, conforme este bailarín siga recorriendo el mundo.

Hoy, vive con su novio, es empresario también y se dedica a hacer negocios relacionados con la moda en esa ciudad. “Tenía American Express Black y he gastado como he querido. Nunca he derrochado dinero, pero el peluquero era muy bueno y me trataban muy bien”, asegura el joven de 30 años, quien dio la vuelta al globo varias veces como parte del espectáculo musical de un crucero por el Caribe.

Ir a la peluquería o a la estética a cortarse el cabello, al cine, al teatro, al gimnasio. Comprar un coche, asegurarse.

“El consumo del mercado LGBT es igual, no hay un consumo diferenciado, lo único que hace la diferencia es en el gasto. Ellos tienen un tipo de gasto diferente y su distribución del gasto es diferente que el de un heterosexual”, explica Mariano Osores, presidente de la CANCOTUR LGBT de México.

Esto les da oportunidad de gastar más en gadgets, viajes, y artículos de estilo de vida, entre otros artículos. De acuerdo con un estudio de De la Riva citado por otros medios, un consumidor gay llega a destinar 10% o 15% más que una persona heterosexual.

“¿Los gays gastamos más? Sí, en nosotros. No tenemos hijos y en general no tenemos interés en tenerlos”, explica un economista.

Y eso les da más margen de recursos para gastar y para acceder a productos Premium o de mayor calidad, por lo que tienen una mayor propensión al consumo.

No es que tengan más dinero, sino que suelen tener un consumo más elevado que su nivel social y adicionalmente este segmento tiene también propensión hacia un “consumo hedonista”, señala el especialista.

Especialmente les gusta viajar y gastan más que el viajero promedio. En 2014, este nicho de mercado representó 3 millones de visitantes internacionales que llegaron al país, con un consumo promedio de aproximadamente 2 mil 550 dólares, prácticamente el doble en comparación a los 780 dólares del visitante tradicional en el país, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Turismo. Según cifras de la consultora especializada en este segmento LGBT Capital, este turismo impactó al PIB mexicano de 2015 en 0.11% por una cantidad de 1.4 mil millones de dólares.

“Viajar me hace sentir bien. Amo la sensación de estar en el aeropuerto esperando mi vuelo a un nuevo destino”, asegura Gabriela Van der Viquez, directora de casting y encargada de Relaciones Públicas de Saint, uno de los antros especializados en este nicho más populares en la Ciudad de México.

Se programa bajo un esquema: tres viajes por año, uno a Europa, otro a Estados Unidos o a algún destino de América y otro a alguna playa mexicana. En mayo antepasado se fue a Ámsterdam, París y Londres, en septiembre a Tulum, en diciembre a Guadalajara y en enero de este año, a Las Vegas. Un gasto de 125 mil pesos aproximadamente, realizado en cerca de nueve meses, el cual ya se ha vuelto un hábito de consumo. Y ella, como una gran parte del mercado, tampoco planea tener hijos, lo cual le permite dedicar más recursos a viajar.

Sin embargo, este segmento de mercado es de los menos comprendidos a todos los niveles. “La razón por la que el mercado LGBT no ha sido bien entendido es porque está asociado frecuentemente con prejuicios.

Si los mercadólogos quieren atender a las generalizaciones, deben saber que las malas interpretaciones no serán estables a través del tiempo”, explica un documento publicado por el Center for Hispanic Marketing Communication, dedicado a la investigación y brazo de la Universidad Estatal de Florida.

En México, uno de los países más desiguales del mundo, esta apreciación toma una dimensión especialmente relevante. De acuerdo con cálculos de la consultora global especializada en este segmento, LGBT Capital, el mercado tiene un poder de compra de 5 mil millones de dólares por año entre una población estimada de 480 millones de individuos.

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