Por Luis E. Durán

La condición de las finanzas públicas y el nivel de endeudamiento del país han prendido las alarmas en el FMI, el Banco Mundial y las principales agencias calificadoras. El serio problema que enfrenta el gobierno es la tendencia de la deuda, así como el gasto público que van creciendo a gran velocidad, y esto genera inercias difíciles de romper. Ante este panorama, los recortes presupuestales incluidos en el Paquete 2017 eran indispensables para dar señales de mayor disciplina y estabilidad económica. Las finanzas públicas sanas son una condición indispensable para alentar la productividad y el crecimiento económico; sin embargo, las reducciones de gasto público para los próximos 12 meses implican una menor inversión productiva y un recorte presupuestal en temas críticos para el desarrollo económico y social como infraestructura, educación y salud. El desorden de los cuatro años de esta administración ha sido de tal magnitud que se estima que en 2017, el gobierno gastará más en el pago de intereses de deuda que en inversión productiva[1].

Aunado a ello, a nivel global prevalecen diversas tendencias que impactan el contexto económico, como son la desaceleración de la economía china y la baja en los precios del petróleo. Hemos sido testigos en los últimos meses de eventos imprevistos tales como el Brexit que han agregado un alto grado de incertidumbre al rumbo de la economía internacional, a lo que se suma el factor Trump. El peso es sensible a la percepción de riesgos globales y es por ello que nuestra moneda ha experimentado una importante volatilidad en los últimos meses.

Ante este panorama, no es de sorprender que las estimaciones de crecimiento para la economía mexicana sean poco alentadoras. El FMI recortó una vez más su pronóstico para este año a 2.1%, y 2.3% para 2017. ¿Qué podemos hacer para impulsar la actividad económica con estos vientos en contra? En primer lugar, se debe reforzar la eficiencia del gasto público. Si bien el año pasado se presentó el presupuesto base cero como la solución para mejorar el ejercicio del gasto público, aún prevalece una gran ineficiencia en el uso de los recursos del Estado y es por ello necesario redoblar esfuerzos para gastar mejor y reducir el gasto corriente del gobierno federal. Uno de los rubros que requieren mayor atención es la falta de mecanismos para transparentar el uso de los recursos que transfiere la Federación a estados y municipios.

En segundo lugar, ante un escenario de recortes presupuestales, ahora es el momento idóneo para impulsar más las Asociaciones Público-Privadas (APPs). Entre otras ventajas, esta modalidad de inversión permite a los gobiernos mejorar el suministro de servicios públicos a través de una mayor eficiencia operativa, la construcción u operación de proyectos en menos tiempo, la reducción de costos, la distribución de riesgos con el sector privado y una mayor certidumbre en el presupuesto de proyectos. Para potenciar estos beneficios, es importante continuar trabajando para el fortalecimiento del Estado de derecho, con el fin de asegurar un marco regulatorio sólido y garantizar la transparencia en este tipo de asociaciones. Sólo así se podrá lograr que la reciente reforma a la Ley de APPs logre cumplir su objetivo de impulsar y hacer más expedita la operación de este esquema de inversión, sin que ello impacte el bolsillo del gobierno.

Se deben explorar nuevos ámbitos en las Asociaciones Público-Privadas más allá de carreteras o infraestructura en seguridad o salud que han demostrado ser una herramienta útil para impulsar estas actividades en otros países. Habría que incursionar también en los servicios. En educación superior, por ejemplo, se podría optar por establecer contratos de prestación de servicios a largo plazo entre el gobierno federal o estatal y universidades privadas que demuestren cumplir con estándares de calidad y que puedan ofrecer estudios de licenciatura a un menor costo del que representa para el gobierno.

Ante la debilidad de la economía del país y la coyuntura externa, es momento de apretarse el cinturón y pensar en nuevas ideas sobre cómo lograr hacer más con menos. Los tiempos difíciles representan una gran oportunidad para reflexionar y experimentar otros caminos.

Economista. Presidente y director general
de la Universidad del Valle de México

[1] Estimaciones de las organizaciones
México Evalúa y México ¿Cómo Vamos?

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