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Entre 25 y 30 millones de latinoamericanos podrían regresar a una condición de pobreza, de prolongarse la desaceleración económica en la región, aseveraron la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

En el documento Perspectivas Económicas de América Latina 2017 que dieron a conocer en el marco de la Cumbre Iberoamericana en Colombia, los tres organismos explicaron que los 163 millones de jóvenes de la región no enfrentan buenas perspectivas de empleo, y menos los que no estudian ni trabajan ni se capacitan.

México mantiene una gran proporción de jóvenes nini, a pesar de que en la última década en gran parte de los países del mundo disminuyó la cantidad de personas entre 15 y 29 años en esa condición, explicaron.

El grave problema es que si viven en condiciones de pobreza extrema o moderada, se vuelven más vulnerables y corren el riesgo de quedarse en esa situación. En México, 87% de ninis viven en pobreza.

El 22% de los jóvenes de ese rango de edad son ninis, una cifra superior al 15% que en promedio tienen los países que integran la OCDE.

Por ello, las tres instancias proponen a los gobiernos latinoamericanos “invertir en los jóvenes” como la única vía para superar la situación y lograr fuentes internas de crecimiento.

La OCDE, la Cepal y el CAF expusieron que el aumento de la marginación es de los mayores de la región, ya que en 2015, por las dificultades económicas, 7 millones de personas cayeron en esa condición, lo que elevó la cifra a 175 millones, es decir, 29% de la población total.

Una de cada tres personas que salieron de la pobreza en la última década podrían volver a caer en ella de mantenerse la desaceleración en la región, al esperarse en 2016 una contracción de entre -0.5% y -1%.

“La debilidad económica está comenzando a tener un impacto en los mercados laborales, lo que puede afectar de manera duradera la igualdad, la pobreza y el bienestar. En promedio, las tasas de desempleo aumentan, la calidad de los empleos se deteriora, y el crecimiento de los salarios y la formalidad se ha estancado”, aseveraron.

Sin embargo, todo esto es producto del entorno económico global que “sigue siendo lento”, y el periodo prolongado de baja actividad productiva “ha dado lugar a la profecía autocumplida de la trampa del crecimiento débil".

En los mercados financieros están relativamente inestables, marcados por episodios de búsqueda o de reducción de riesgos que aumentan la volatilidad de flujos de capital hacia las economías emergentes, y que afectan a sus divisas y valores”.

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