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El ritmo de crecimiento de México puede rondar 2.2% en 2016, aunque la cifra puede ser menor si el entorno externo agudiza su debilidad y si las fuentes de crecimiento internas se moderan, aseveró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

“Es evidente que la fuerza con la que evoluciona la economía no es suficiente para contrarrestar el impacto de la debilidad del entorno externo”, aseveró en su Análisis Económico Ejecutivo semanal.

Pese a los aspectos positivos que se registran en la economía, hay un entorno difícil, además de los efectos que generan la corrupción, impunidad e inseguridad.

Entre las fortalezas que observa el CEESP está la línea de crédito por 88 mil millones de dólares que otorgó el FMI el viernes pasado, porque puede reanimar la confianza del entorno internacional.

Los factores de crecimiento interno que impulsan la economía mexicana pueden ser “temporales” como el gasto electoral, la selección del constituyente para la Ciudad de México y el efecto de las remesas.

Preocupa también que la precarización del empleo en los últimos años va a incidir negativamente en la evolución del crédito.

Aunque la inflación es el único factor que tiene efectos favorables, “la volatilidad del tipo de cambio en algún momento podría reflejarse en aumentos en los precios al consumidor”, dijo el CEESP, que dirige Luis Foncerrada Pascal.

Otro elemento a considerar es que las exportaciones cayeron a una tasa anual de 7.8% mientras que las importaciones bajaron 1.7%. Si continúa esta dinámica de mayor desaceleración de las ventas al exterior “un efecto negativo en el crecimiento es casi seguro”, expresó Foncerrada Pascal.

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