Mucha revuelta de opinión ha provocado la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, recientemente aprobada por el Senado de la República, ¿por qué? Porque el ejército hará tareas de seguridad pública y se vaticina que los militares en vez de resolver un problema de seguridad lo van a agudizar, empezaremos a ver, tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos, entre otras violaciones a derechos humanos y si de por sí, México, está considerado a nivel mundial como uno de los países, que más viola derechos humanos, ahora con esto, empeorará.

El Ejército Mexicano, hasta hace poco, era una institución respetada, era una institución que defendían a la patria, esto es, estaba para proteger a la nación y a sus habitantes, son, un gran puñado de hombres adiestrados para el combate, prestos a defendernos, un orgullo para la nación y daban su vida por defender la nuestra.

Pero ¿qué pasa ahora? viene una ley, propuesta por el ejecutivo federal, que fuerza a esta institución, para hacer una tarea que no le corresponde y que en todo caso únicamente lo deberían hacer las policías estatales, federales y municipales, en donde por cierto, a consecuencia de no darle su lugar, de no capacitarlos y de no dotarlo de lo necesario, las volvieron ineficaces, incluso, débiles ante las amenazas de la delincuencia organizada y este pretexto, es suficiente para lanzar al Ejército Mexicano y a la Marina a las calles, a llevar a cabo una tarea que no les toca y que además está demostrado en el mundo, que su intervención ocasionará más derramamiento de sangre, ¿qué pensará el Estado mexicano al desafiar a la sociedad y a los organismos nacionales e internacionales y sobre todo cuando se le pedía que no se aprobara la Ley de Seguridad Interior? Pero, sobre todo, ¿por qué la ley es ambigua? y ¿por qué le otorga al ejército facultades discrecionales en su actuar? y ¿por qué no se garantiza la transparencia? cuando todos estos temas, el mismo Estado los ha impulsado a través de la legislación, mucha incongruencia, ¿no?

Más bien parece que no se quiere entender el origen del problema y menos las darle solución; la gran mayoría de las causas por las que existe la inseguridad de nuestro país, es precisamente por la falta de oportunidades laborales, de justicia, mucha corrupción e impunidad, entre otras, muchos de sus actores no tienen otra alternativa más que enrolarse en el crimen organizado; ahora, ellos se enfrentarán a los militares y a la marina, ¿cuál va hacer el resultado de ésta confronta? no se necesita razonar mucho para saberlo, seguramente iniciarán combates frontales entre el ejército mexicano y quienes hasta el día de hoy figuran como transgresores de la ley. ¿Este sistema que está utilizando el Estado mexicano para enfrentar el problema de la inseguridad es el correcto?, A decir de la Organización de Estados Americanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismos europeos, asociaciones civiles nacionales e internacionales, incluyendo más de 25 comisiones estatales de derechos humanos y la CNDH, se han pronunciado porque este camino es un error, a mediano y largo plazo, va a generar violencia y finalmente no tendremos buenos resultados positivos en el combate a la seguridad.

Ante este escenario, el ejército mexicano empezará convertirse en una institución que atacará a su pueblo, esta es una de las cosas que ni siquiera el ejército quisiera hacer, quizá los altos mandos por instrucciones del comandante y jefe de ellos (Presidente de la República) lo ordenen, pero el militar común, está consciente que esa es una función que no le corresponde, él está para defender a los mexicanos, no para atacarlos.

Ahora, el ejército como institución o sus integrantes, tienen el derecho a la resistencia a través de la figura de objeción de conciencia militar, ¿qué significa esto? Los militares pueden resistirse a aplicar la LSI, anteponiendo una cuestión ética, solicitando no hacer funciones para lo que no fueron creados, o sea, ellos tienen una función específica, ¿cuál es? resguardar a la nación; y no están capacitados para hacer tareas de seguridad pública, ellos tienen un código de honor y podrían bajo esta figura, anteponer la naturaleza de su función, este es un derecho humano que encontramos en los artículos 24 en relación con el artículo 1º. y 130 de la Constitución federal, artículo 12 del Pacto de San José, también está en la Declaración Universal De Derechos Humanos. (10 de diciembre 1948 ONU), en el Artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. La historia tiene documentados diversos casos, por ejemplo, en 1935 Billy y Lilian Gobitas, estudiantes que se negaron a saludar a la bandera de E.E.U.U., en 1964 Muhammad Ali se negó a enrolarse en el ejército, a su juicio se le conoció como Clay v. United States, en ambos casos la Corte Suprema les dio la razón, garantizando su libertad de pensamiento. Además, este asunto seguramente lo analizará la Suprema Corte.

Ángel Durán

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