Finalmente hubo un día ideal para el esquí alpino en los Juegos Olímpicos de PyeongChang. Mikaela Shiffrin y Aksel Lund Svindal lo capitalizaron con oros refulgentes.

La estadounidense se mostró agresiva en el slalom gigante, para lograr el triunfo. Es el primero de varios títulos que espera obtener.

El noruego Svindal, de 35 años, se convirtió en el campeón olímpico más veterano de la historia en el esquí alpino, gracias a su triunfo en el descenso libre.

Shiffrin, de 22 años, estaba en desventaja por dos décimas de segundo, luego de su primer recorrido. En el segundo, salió bien librada de una pista irregular y se impuso por 39 centésimas.

La noruega Ragnhild Mowinckel se quedó con la plata en el Centro Alpino de Yongpyong, mientras que la italiana Federica Brignone consiguió el bronce.

“En algún punto después del primer descenso pensé, ‘puedo realmente ganar esto’”, comentó Shifrin. “Simplemente traté de mantener esa sensación y enfocarme en mi manera de esquiar. Fue una locura, muy emocionante”.

En la misma prueba, la mexicana Sara Schleper no consiguió culminar su segundo descenso.

“No pude llegar a la meta, pero todo lo demás estuvo muy padre, la pista, la nieve. Mi primera bajada fue muy bien. Estaba feliz con esto”, comentó.

Vencer a la edad. A medida que se acercaba a su cumpleaños 35, Svindal no estaba seguro de que podría hacer historia. Su cuerpo resentía demasiadas colisiones y cirugías que habían interrumpido distintas temporadas.

De hecho, ni siquiera pudo entrenar como quería.

En PyeongChang encontró la fuente de la eterna juventud.

“No, estoy viejo”, aclaró, antes de confirmar que estos son sus últimos Juegos Olímpicos. “Supongo que es el comienzo del fin”.

Ciertamente aprovechó al máximo su última oportunidad, obteniendo los laureles que le faltaban en el esquí alpino para cerrar su brillante trayectoria.

Se impuso por 12 centésimas de segundo a su compatriota y amigo Kjetil Jansrud. El suizo Beat Feuz se quedó con el bronce.

Lo único triste del día, fueron las tribunas semivacías.

“Es un poco triste”, dijo el campeón sobre los pocos aficionados que se acercaran al Jeongseon Alpine Centre para contemplar la final.

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