Sí, Bill Belichick tiene cinco anillos de Super Bowl —hasta ahora— y quizá sea el mejor entrenador de la historia, pero la semilla que ha esparcido no ha florecido.

Belichick —pupilo de Bill Parcels— perderá a sus dos coordinadores para la próxima temporada (Josh McDaniels, ofensiva y Matt Patricia, defensiva), para que el Monje vuelva a extender las ramas de su árbol genealógico en la NFL.

Al terminar la temporada, McDaniels emigrará a Indianapolis para tomar las riendas de los Colts —su segunda experiencia como head coach— mientras Patricia, después de 14 años de trabajar con Belichick, se convertirá en el soprano de los Lions, que casi todas las temporadas, son la ópera trágica de la Liga.

La mayoría del personal que ha estado bajo las órdenes del Encapuchado aplaude la metodología que tiene para preparar cada partido y tratar de tener el control hasta de las situaciones incontrolables.

Pero graduarse de la mejor universidad no conlleva tener todas las herramientas.

La NFL sigue siendo una Liga de quarterbacks y ninguno de los discípulos de Belichick ha contado con un pasador franquicia,

Romeo Crennel y Belichick hicieron migas en la defensiva de los Giants por casi una década (1981-1990) y luego se reencontraron en la segunda temporada como head coach de Belichick con los Patriots (2001).

Tras cuatro campañas como coordinador defensivo de Nueva Inglaterra, Crennel aceptó la oferta de los Browns —equipo que le dio la primera gran oportunidad a Belichick— en donde sólo tuvo un año ganador (2005), de los tres que estuvo al frente.

En ese lapso, Crennel utilizó a cuatro diferentes quarterbacks que al menos empezaron un partido como titular. El porcentaje de victoria de Crennel con el equipo de Cleveland fue .375.

Al final de la temporada de 2011 y los 16 juegos de 2012, Romeo fue el entrenador de los Chiefs, con los que sumó cuatro victorias en 19 partidos, para un porcentaje de efectividad de .211.

El segundo en emanciparse del poder de la Capucha fue Eric Mangini, quien con tres anillos de Super Bowl que consiguió con los Patriots (XXXVI, XXXVIII, XXXIX), aterrizó en Nueva York para pilotar a los Jets.

Mangini se mantuvo tres temporadas (2006-2008) con los neoyorquinos, a los que llevó a Playoffs en su primer año y tuvo una efectividad de .479.

A pesar de tener en su última campaña a Brett Favre, Mangini también sufrió por un quarterback de largo aliento.

En 2009, los Browns volvieron a intentar obtener la esencia de Belichick y le dejaron la correa de los Perros a Mangini, quien obtuvo 10 triunfos en dos años. En ese lapso utilizó a cinco quarterbacks como titulares, incluidos Derek Anderson, Brady Quinn, Colt McCoy, Jake Delhomme, Seneca Wallace, jugadores que no deben hacerte sentir mal si no los conoces y acudes a Google para leer un poco sobre ellos y sus estériles carreras.

Josh McDaniels, considerado un genio de la ofensiva, fue contratado por los Broncos en 2009 y 2010. Con Kyle Orton y tres partidos de Tim Tebow, McDaniels fracasó con porcentaje de efectividad de .393.

Concluidas tres temporadas de su aventura, Josh regresó a la disciplina del Monje, con quien terminará relación cuando los Patriots jueguen el Super Bowl o sean eliminados —casi imposible— por los Jaguars el domingo.

Sin contar a Nick Saban, el Belichick del football universitario, Bill O’Brien es quien “mayor” éxito ha tenido tras abandonar la casa de papá.

O’Brien sirvió cinco temporadas con Bill Belichick (2007-2011) como entrenador de receptores y quarterbacks por cuatro años y uno como coordinador ofensivo.

En 2014, luego de dos años con Penn State, O’ Brien se convirtió en el jinete de los Texans. A pesar de su récord (31-33), es la primera semilla de Belichick que germinó en Playoffs con un triunfo.

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