Mouillon-Le Captif.— El Tour de Francia se pone en marcha hoy en Vendée con su último ganador, el británico Chris Froome, como polémico favorito de una edición con un inicio convulso, pero con un recorrido prometedor hasta la llegada a París el 29 de julio.

“El caso está arreglado”, resumió Romain Bardet, quien acapara las esperanzas francesas en la salida de Noirmoutier-en-l'Île.

“Es el favorito número uno para su propia sucesión, viene para ganar su quinto Tour. Ahora, las cosas están claras”.

Absuelto por las autoridades internacionales de su control anormal en la Vuelta a España, Froome carga todavía con el pesado asunto que centró la atención del ciclismo en los últimos meses. Para calmar los ánimos, presentó su defensa este viernes por la mañana en un periódico francés (Le Monde). El día anterior, había sido recibido con pitos durante la presentación de equipos.

Al británico le queda convencer, más que seducir, al público a lo largo de los 3 mil 351 kilómetros de la ruta del Tour para justificar un —¿eventual, posible o probable?— quinto éxito, que le permitiría igualar a los cuatro poseedores del récord de victorias (Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain).

Dominador absoluto durante sus dos primeras victorias (2013 y 2015), Froome debió hilar más fino en las otras dos (2016 y 2017). Tuvo que apelar a otro registro y apoyarse todavía más en su equipo Sky, el más fuerte y el más dotado del pelotón.

Por su parte, el colombiano Edgar Bernal debutará mañana en el Tour de France.

Será el de menor edad en tomar la salida en la Grand Boucle. Y aunque muchos anticipan que va a ser la revelación, el bogotano de 21 años postergará, en principio, su sueño de vestirse de amarillo para que su compañero de equipo, Froome, levante su quinto título en las carreteras francesas.

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