Jorge Vergara está en una encrucijada. De cara al primer semestre de 2018, en el que el Rebaño Sagrado disputará la Liga de Campeones de la Concacaf, con el objetivo de clasificar a su primer Mundial de Clubes, el empresario debe decidir si se queda con José Luis Higuera, CEO del Grupo Omnilife-Chivas, o Matías Almeyda, director técnico del equipo. Es un hecho que ambos no pueden seguir juntos, su relación está bastante desgastada.

Por ahora, el Pelado no tiene asegurada su permanencia para el torneo entrante; todo se irá acomodando de acuerdo al avance de las charlas con el propietario de las Chivas. El técnico está intranquilo con algunos temas internos, tanto así que echó para atrás la compra de una casa en el fraccionamiento donde vive.

El lugar había sido visto por la familia del argentino. Todo estaba en orden para que los papeles legales comenzaran a tramitarse, pero —de pronto— se canceló todo. El precio de la casa estaba acordado y la determinación de cancelar se debe a algunos aspectos personales. El técnico duda en continuar si las cosas no cambian.

Higuera ha tenido que ver para que Almeyda no esté cómodo. Desde la fotografía con el entrenador portugués Pedro Caixinha, la cual pareció el inicio de charlas formales, no solucionar en tiempo y forma pendientes económicos con jugadores, aumentos de sueldos, así como algunos tratos.

Las diferencias parecen irreconciliables. Cuando Matías fue expulsado en Monterrey por encarar al árbitro Roberto García Orozco, esperaba que su directiva metiera una protesta para evitar que lo suspendieran los dos cotejos que le dictó la Disciplinaria, pero nadie en la dirigencia se manifestó, no hubo apelación y el castigo se aplicó.

Esto molestó mucho al técnico, quien —en rueda de prensa— declaró que lo habían dejado solo y que así, solo, se iba a defender cuantas veces fuera necesario.

El trato lleno de soberbia que el directivo tiene con algunos jugadores es otro de los temas que tienen incómodo al técnico rojiblanco; por eso, le solicitará a Vergara le dé toda la autoridad para reacomodar algunas peticiones —que se den en su momento— de sueldos, contratos y demás. Ya que este tema fue un dolor de cabeza en el actual campeonato. Quiere tener el menor contacto posible con el CEO, y el grupo también.

Esta semana se dará la primera de varias reuniones que sostendrán los tres. Será ahí donde se tome la determinación, así como de otros temas que están en la mesa: refuerzos, compra de del portero Rodolfo Cota, así como algunos movimientos que tienen que ver con Higuera.

A Almeyda le encantaría quedarse con el meta, a quien el Pachuca puso una opción de compra de 8 millones de dólares. Higuera buscó recuperar ese dinero al poner la misma cifra en el contrato del defensa Carlos Salcedo, actualmente cedido al Eintracht Frankfurt de Alemania. Es probable que ambas negociaciones fracasen.

El Pelado entregará un informe sobre quiénes en el equipo se quedaron lejos, se relajaron y pudieran dejarlo, para posteriormente dar posiciones de refuerzos... Mínimo, pedirá tres: un defensa central, un volante que juegue —preferentemente— por fuera y un delantero confiable.

La intención es generar competencia interna, que haya más opciones para solucionar problemas y no cargarle la mano a los jóvenes canteranos, quienes están en un proceso de maduración para buscar su consolidación.

Pero todo eso pasará si se queda, porque su continuidad está en duda. Todo depende de la determinación que tome el dueño del club.

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