Tallin, Estonia.— El destino vuelve a enfrentar a los dos grandes equipos de Madrid en una nueva final continental: la Supercopa de Europa que jugarán en la capital de Estonia; una eterna rivalidad entre los dos vecinos de la capital española.

Los blancos llegan a la cita como campeones de la Champions League por tercera temporada consecutiva, pero también en plena reconstrucción tras el adiós del entrenador que lideró dicho ciclo, Zinedine Zidane y de su gran estrella y goleador, Cristiano Ronaldo, quien fichó por la Juventus.

Sin embargo, el entrenador argentino alertó en la previa que los refuerzos por sí mismos no mejorarán al equipo. “La llegada de nuevos futbolistas nos garantiza tener buenas individualidades, pero no un mejor equipo hasta que no se integren en la estructura”, aseguró Simeone.

Por su parte, Koke Resurrección aprovechó para enviar un mensaje a los recién llegados: “Estos partidos se juegan con todo lo que llevas dentro. Que sigan al grupo, que es lo que han hecho siempre los nuevos y para llegar al éxito".

Para ambos equipos, la final de Tallin supone no sólo un enorme reto con el que calibrar el trabajo de la pretemporada sino también una gran oportunidad de apuntalarlo moralmente con una victoria sobre su vecino, algo que para los madrileños siempre tiene un sabor especial.

La final será el estreno oficial del nuevo entrenador del Real Madrid, Julen Lopetegui, quien volverá a dirigir tras su polémico despido de la selección española a dos días de que iniciara el Mundial de Rusia 2018.

Más allá del arquero belga Thibaut Courtois o de la joven promesa brasileña Vinicius Júnior, el club blanco por ahora decidió no realizar ningún fichaje estelar.

Los madridistas buscan la quinta Supercopa de Europa para sus vitrinas, para igualar al Milan y el Barcelona. Y como en Champions, buscan la tercera consecutiva. 

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