Santa Clara, California.— Hay varios rostros tricolores a los que les cuesta esbozar una sonrisa. Pertenecen a esos jugadores que sienten, se les escapa la Copa del Mundo.

Rodolfo Pizarro es uno de ellos. El atacante del Guadalajara se resiste a perder, al menos en el discurso, la batalla contra Marco Fabián, que el propio estratega Juan Carlos Osorio hizo pública. Los dos pelean un puesto, aunque el tiempo para ser observados no fue parejo.

Ante Islandia, el futbolista del Eintracht Frankfurt jugó 75 minutos e hizo el primer gol; el de las Chivas apenas recibió un cuarto de hora para mostrarse.

“Me hubiera gustado jugar un poco más, pero el profesor es quien decide y, si Dios quiere, jugaré más en el siguiente partido”, atina a decir el tamaulipeco, serio. “Es muy difícil, hay muy buena competencia y la batalla por los puestos está peleada”.

Lo que fulmina el margen de error para Pizarro, quien anhela jugar su primer Mundial, pero antes debe superar a ese jugador que cuenta con una de las cualidades indispensables para el estratega colombiano: militar en un club europeo.

Sincero, confiesa que ambos saben que luchan por un sitio en Rusia 2018 y hasta lo han charlado entre ellos.

“Sabemos que los dos tenemos calidad, el que esté mejor preparado es el que va a ir”, añade Pizarro.

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