El sonido local anunciaba: “Con el número 19, César Chelito Delgado”, y el estadio Azul rugía ante la presencia de su entonces figura, quien los hacía ilusionarse con acabar con la sequía de títulos.

Pero no... esa ansiada victoria no llegó. César jugó en La Máquina de 2003 a 2007, para irse a Europa, a Francia; después regresó a México, con el Monterrey, y finalmente se fue a Argentina, a Rosario Central, donde vivió su peor pesadilla.

En mayo de 2016 fue acusado de dar positivo en una prueba antidopaje, en un juego de la Copa Libertadores contra el River Plate de Uruguay, lo que le costó un año de sanción.

A pesar de que protestó ante la misma FIFA, el castigo se quedó, condenándolo a no hacer lo que más ama... ”jugar al futbol... Es terrible entrenar toda la semana y saber que el fin de semana no podrás estar en la cancha”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.

Pero el tiempo pasó y “cumplí mi sanción. Hoy soy feliz, no puedo decir otra cosa sobre mi vida. Tengo a mi familia, mi esposa, mi hija Dulcinea y mi hijo Santino, juego en la Cuarta División, en el Central de Córdoba y ya... No puedo pedir más, tengo al balón, tengo un vestidor y cada semana juego... Además me pagan, aunque sea el sueldo mínimo, 5 mil pesos (argentinos, 5 mil 400 pesos mexicanos)”.

Cruz Azul. Sabe que Cruz Azul juega este día contra el América... “espero que les vaya bien. Eran juegos rudísimos, el Clásico... Me iba bien, aunque nos echaron en una Liguilla donde íbamos muy bien”, recuerda.

—¿Acá dicen que Cruz Azul ya no es un equipo grande?

“Es grande, de eso no hay duda. Todos los ojos del país están sobre él, y eso no pasa con cualquier equipo. Sí, sé que en los últimos años no ha clasificado y eso está mal, Cruz Azul siempre debe estar entre los ocho mejores de México”.

Un análisis a la distancia es imposible hacer, “no sé qué les falte, no sé si son los directivos, los técnicos, los jugadores, pero bueno, uno debe entender que un sólo jugador no salva a todo un club... Antes si se perdía decían que era mi culpa, o del Matute [Ángel Morales] o de Paco [Palencia]. Hoy se debe estar consciente de que el Chaco [Christian Giménez] no los va a volver campeones solo. En Cruz Azul, la presión es enorme, ojalá que mañana [hoy] salgan con la victoria y pronto llegue el título”.

A sus 36 años sabe que el volver a jugar con La Máquina a nivel profesional “es muy difícil. Hace poco hablé con Billy [Guillermo Álvarez] para saber de él, como está, nada más... Quiero organizar un partido de despedida vistiendo la camiseta de Cruz Azul, ojalá y se pueda dar, porque ese equipo fue el que me llevó a la selección de Argentina y a jugar en Francia”.

César Delgado se levanta todas las mañanas. Toma su auto y va al humilde campo de entrenamiento del Central de Córdoba, donde no hay los lujos de las instalaciones de Cruz Azul, el Lyon o Monterrey. Ahí lo importante es el balón y driblar a los rivales, como en el barrio, donde se ganó el apodo del Chelito.

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