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La memoria de los Eagles, por donde quiera que se le toque, duele. El presente de los Patriots ya olvidó tiempos de decepciones. En Minnesota, se aproxima lo real para escribir sobre el emparrillado la historia con la que será recordado el 4 de febrero de 2018.

Bienvenidos al Super Bowl LII, la revancha que sugiere suspenso entre dos organizaciones que se encuentran en el punto final del camino con una actualidad similar, pero con un linaje diferente.

Los Eagles nunca han sido campeones del Super Bowl. Los Patriots tampoco lo eran antes de la campaña de 2001. Si Filadelfia se adueña por primera ocasión del Vince Lombardi, será el cuarto equipo campeón que un año antes terminó con récord perdedor. ¿El último que lo realizó? Nueva Inglaterra, en 2001, cuando consiguió su primer título.

En aquella edición contra los Rams, los Pats salieron abajo en las apuestas por 14 puntos. Los casinos no consideran tal diferencia para el partido de esta tarde, pero vuelven a colocar a Eagles con el disfraz de underdog (desfavorecidos), por cuatro puntos y medio.

“El deporte está lleno de preferencias, nosotros estamos enfocados en ganar. Nadie más que el equipo que nos logre vencer va a poder robarnos la ilusión de conseguir el primer campeonato de la NFL para la ciudad. Son fanáticos increíbles y vamos a jugar por ellos y por nosotros, sin importar que nos digan que no somos favoritos”, declaró el ala defensiva de Eagles, Chris Long.

Nueva Inglaterra aspira a igualar a Pittsburgh como las únicas organizaciones con seis campeonatos en la era del Super Bowl. Desde la victoria contra los Rams, los Patriots se han dedicado a masticar y escupir a los campeones de la NFC, a excepción de los Giants, los culpables de que Bill Belichick y Tom Brady no tengan siete anillos.

“Ser parte de esta dinastía honra a cualquiera. Si estas aquí [Patriots], es porque eres un ganador”, mencionó Danny Amendola.

A pesar de que nunca anotan en el primer cuarto, es difícil vencer a los Patriots durante 60 minutos y si no, hay que preguntarle a los Rams, Panthers, Seahawks y Falcons, a los que les remontaron para quitarles el anillo de las manos. Tom Brady tiene una ventaja en este escenario sobre cualquier quarterback, especialmente sobre un suplente como Nick Foles.

Los Patriots terminaron quintos en la NFL en puntos permitidos esta temporada (18.5 por juego), mientras que los Eagles fueron cuartos (18.4), marcando la primera vez desde el Super Bowl XIII que el juego contará con dos defensas top en este renglón. A pesar de eso, los análisis no apuntan a que será un juego defensivo, se pronostican más de 50 puntos entre ambos.

Sabemos que Brady y los Patriots pueden sumar puntos: se ubicaron en el segundo lugar de la NFL, con 458 puntos (28.6 por juego). Los Eagles terminaron la temporada en el tercer sitio en unidades (457.28 por juego), y no han tenido demasiadas bajas desde que Foles sustituyó a Carson Wentz en la Semana 14, pero Foles tendrá mucha presión al ver que a quien tiene que vencer es al quarterback más ganador de la historia.

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