Terminamos el primer trimestre del año y para Omega se vienen acontecimientos intensos y emocionantes. Empezamos por su nombre, aunque su fundación data de 1848, cuando era un pequeño taller abierto por el joven relojero Louis Brandt en La Chaux-de-Fonds. Sin embargo, su verdadera dimensión llegaría unos años después con la presentación en sociedad de un calibre que sería producido en serie, el “19 líneas”.

Eso fue hace 125 años y marcó el porvenir de una compañía que, además de cambiar su nombre en esa fecha, siempre será reconocida por sus hazañas y capacidad para ofrecer la máxima precisión en las condiciones más extremas. Uno y otro están presentes en distintas creaciones como la que representa el De Ville Trésor 125th Anniversary Edition.

Para entender toda la realidad de la marca hay que volver a Louis Brandt, un relojero apasionado por la precisión. En apenas unos años, su reputación daba el primer impulso a la compañía. Tras su muerte en 1879, sus hijos Louis-Paul y César se hicieron cargo de la empresa y también de los planteamientos que dieron lugar a la firma. La perfección y la búsqueda de la precisión seguirán siendo el mantra de su trabajo.

Tenían claro también que la empresa que desarrollaban debía recibir un nombre que definiera su carácter. El gran momento se produce en 1894, cuando lanzaron el calibre “19 líneas”. Entre sus virtudes, la producción en serie y la aplicación de métodos nuevos y revolucionarios. Habían alcanzado su primer gran hito.

El nuevo De Ville Trésor

Además de preciso, cada componente podía ser reemplazado por cualquier relojero del mundo. La combinación de carga manual y puesta en hora mediante la tija de remontuar, además la corona también fue innovadora, tanto como para que hasta hoy siga utilizando. Los hermanos definieron aquellos avances con una sola palabra, “Omega”, y el símbolo en griego de la última palabra de su alfabeto.

Ahora, Omega celebra aquel momento con el lanzamiento de un nuevo reloj De Ville que incluye algunos toques únicos y un movimiento en correspondencia con la efeméride. A primera vista, además de un diseño con el estilo inconfundible de la colección De Ville Trésor, lo que más llama la atención es que por primera vez la compañía de Bienne ha creado un reloj de pulsera con una esfera esmaltada en rojo.

Este diseño se basa en el color del logotipo de la compañía y combina además con una pulsera de piel en color burdeos y pespuntes de la misma gama tonal. En lo que respecta a dimensiones, la caja tiene 40 mm de diámetro, con los índices abovedados y unas estilizadas y elegantes agujas para las que se ha utilizado oro amarillo de 18 quilates.

La belleza del frontal se traslada al fondo de la caja, donde queda remarcado el 125 aniversario de su nombre con un medallón especial realizado también en oro amarillo y que se rellena de esmalte rojo. Además, se rodea por un sugerente grabado damasquinado.

19 líneas

Este mismo motivo geométrico compuesto por elipses fue el que se utilizó originalmente para adornar algunos de los exclusivos movimientos Omega “19 líneas”, un calibre que se hizo muy popular entres los compradores norteamericanos. En el apartado mecánico se halla otro de los elementos diferenciales de esta creación, pues se ha realizado un nuevo calibre.

El Master Chronometer 8929, que no solo es un homenaje al famoso movimiento, sino que además es el primer calibre Master Chronometer de carga manual creado por la firma. Una vez más la innovación como argumento para narrar una historia repleta de momentos marcados por la precisión.

Texto: Ricardo Balbontín

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