Desde que la pandemia llegó al mundo, las formas de trabajo cambiaron notablemente y el trabajo remoto fue el claro dominante.

Cuando los casos de enfermedad por COVID-19 bajaron, se optó por una modalidad híbrida, aunque algunos descubrieron que el trabajo desde casa tenía grandes beneficios para los empresarios y empleados.

Teletrabajo y oficinas. Fuente: Pixabay
Teletrabajo y oficinas. Fuente: Pixabay

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Y mientras unos se benefician del trabajo remoto, existen sectores que se ven seriamente perjudicados y ven un horizonte muy complicado en un futuro no muy lejano. Algunos empleadores han puesto atención en lo que denominan baja productividad, otros se aferran a datos más concretos que pueden palparse a simple vista.

El sector más perjudicado por el trabajo remoto

Algunas empresas están analizando el tema del trabajo remoto desde el punto de vista de la productividad aunque, según revelan los expertos, están basados principalmente en opiniones y no en datos concretos.

Muchos afirman que el trabajo en oficinas, relacionándose de forma directa con los compañeros y manteniendo de forma presencial difiere mucho de los resultados que se obtienen cuando todo es remoto.

Teletrabajo y oficinas. Fuente: Pixabay
Teletrabajo y oficinas. Fuente: Pixabay

Sin embargo, datos concretos revelan que eso no es así e incluso existen estudios que dan cuenta cómo el trabajo remoto ha beneficiado a algunas compañías y les ha permitido a los empleados una forma de trabajo más cómoda. De todos modos, siempre hay excepciones y en este caso existe un sector que en vedad es el más perjudicado.

Con solo ver los grandes edificios que muestran oficinas vacías podemos darnos cuenta que el sector inmobiliario es el más perjudicado por el trabajo remoto.

Los inversores inmobiliarios en oficinas ven cada vez más reducidas sus posibilidades de volver a los estándares anteriores. Encontrarles un uso inmediato a las oficinas es un problema y las pérdidas son millonarias.

Además, si los no pueden pagar a los bancos, serán estos últimos los encargados de ejecutar las hipotecas y el problema quedará en sus manos porque, nuevamente, la hazaña será encontrar el uso para aquellas oficinas a las que parece nadie retornará.

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