En la década de los años 60 era común que en temporada decembrina se juntaran en la Alameda Central hasta 300 personas que vendían los auténticos globos mexicanos, artesanías que antes se decoraban a mano y se inflaban con hidrógeno. Hoy una familia de globeros nos cuenta sobre aquella época, cuando estos personajes eran parte del paisaje urbano de la Ciudad de México