Dilma Rousseff aseguró a los senadores de Brasil que se la acusa injustamente de violar las normas fiscales en su manejo del presupuesto federal; cientos de manifestantes aplaudieron a la mandataria suspendida cuando llegó a la sede del legislativo

La suerte de la primera presidenta de Brasil está en manos de 81 senadores y si 54 de ellos, dos tercios de la Cámara Alta, votan a favor de su destitución, perderá el cargo, que pasaría a manos del que era su vicepresidente, Michel Temer, mandatario interino desde mayo