Los antiguos habitantes de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa, trabajaban en la Hacienda San Nicolás Buenavista, fundada en 1580 y construida sobre terrenos propiedad de diversas comunidades prehispánicas. Después de la Revolución la tierras regresaron al pueblo y, años después, la hacienda se expropió para convertirse en un cementerio rodeado de leyendas