El archivo de los narradores de la Revolución estaba socializado; todos lo habían visto y tenían una opinión de él porque a veces era parte de una experiencia personal o un recuerdo colectivo...

Son días de una desesperanza atroz, como no había visto en mi vida —parecidos, tal vez, a los que vieron nuestros bisabuelos en el año 17, pero del siglo 20. Pienso, como siempre que no puedo ver una salida, en el realismo feroz con que Sor Juana percibía sus cuitas: “Loca Esperanza, frenesí dorado/ sueño de los despiertos intrincado/ como los sueños, de tesoros vana”. La muerte en silencio de Sor Juana demostró que tenía razón al no albergar ninguna esperanza sobre el mundo que cernía sobre ell