“El planeta tiene futuro, lo que está en riesgo es nuestra civilización” con esta frase lapidaria de René Castro, arrancaron las actividades del Primer Congreso Latinoamericano de Sostenibilidad, Ecología y Evolución.

Celebrado en Parque Viva en San José, Costa Rica del 26 al 28 de septiembre, este Congreso albergó a empresarios, organizaciones de la Sociedad Civil, Académicos, funcionarios de gobierno y medios de comunicación para conversar sobre las alternativas a futuro que tenemos como humanidad para cambiar el rumbo.

Costa Rica es país pequeño pero con grandes compromisos ambientales. Ejemplo de ello es su Estrategia Nacional para la Sustitución de Plásticos de un solo uso, con la cual pretenden convertirse en el primer país en el mundo en erradicar el planeta uso de plásticos derivados del petróleo que se usan por un muy corto periodo: bolsas plásticas, popotes, vasos de café, tapas y contenedores.

Entre tantas noticias e imágenes negativas, encontrar personas como Mathis Wackernagel, el creador del concepto de la huella ecológica, es decir, el impacto que las actividades que cada uno de los seres humanos realizamos, tiene en el planeta.

Portando siempre una enorme sonrisa y buen humor, Mathis conversa sobre el presente y sobre todo el futuro, empezando por comprender en donde nos encontramos actualmente. De acuerdo a los datos, de continuar con los hábitos que tiene hoy nuestra humanidad, requeriríamos 1.7 planetas, eso significa que utilizamos los recursos naturales 1.7 veces más rápido de la capacidad del planeta para regenerarse.

En este sentido, Wackernagel propuso modificar el enfoque con el que estamos diseñando nuestras ciudades. “Lo ideal es construir ciudades compactas, eficientes energéticamente y donde no se dependa del automóvil para trasladarse”. Hoy por hoy, vemos ciudades como Atlanta en Estados Unidos por un lado y Siena en Italia. La ciudad norteamericana consume cuatro veces más recursos que la urbe europea.

Debemos por tanto enfocarnos en construir ciudades pequeñas, del estilo Siena y no del tipo Atlanta. Incluso, señaló que la calidad de vida entre una y otra es distinta, cualquiera, incluido él mismo preferiría vivir en Siena.

La cantidad de personas que hoy habitamos el planeta y la longevidad, son por supuesto, datos muy impactantes y de la mayor relevancia al momento de plantear el futuro. En este sentido, Wackernagel señaló que lo mejor para el planeta son las familias pequeñas, de pocos hijos.

Si, si hay futuro, pero está en nuestras manos lograr las transformaciones necesarias, es urgente que tomemos acciones efectivas para cambiar esta realidad.

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