Las sociedades en el mundo están en peligro, no por las razones que podríamos imaginar. Donald Trump, la crisis de los sistemas de pensiones, el espionaje de las redes sociales, son asuntos que fácilmente podrían señalarse como culpables. Sin embargo, hay una razón de mayor peso cuando se trata del la subsistencia de muchos países; una razón muy grave que debería tenernos verdaderamente ocupados a todos los habitantes del planeta, el cambio climático.

De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, desde 2008, más de 21 millones de personas han sido forzadas a desplazarse debido al cambio en las condiciones ambientales en sus lugares de origen. En las próximas 3 décadas se calcula que habrá 200 millones de migrantes del clima, 4 millones de esos serán mexicanos que deberán abandonar las zonas costeras que quedarán sumergidas en el mar, zonas como Cancún y la Riviera Maya, los Cabos, Puerto Vallarta, paraísos en nuestra tierra están en riesgo de perderse.

Migrantes del clima, es el término acuñado hace varios años y que hace referencia a quienes se ven obligados a abandonar sus hogares debido al cambio climático. Lluvias torrenciales, huracanes, desertificación, acidificación de los océanos, aumento del nivel del mar, son sólo algunos de los efectos inmediatos del cambio climático que tienen como consecuencia la pauperización en los niveles de vida de diversas sociedades.

Los más vulnerables son, por supuesto, los Estados insulares. Pequeñas islas como las Islas Marshall o Tuvalú se han convertido desde hace casi una década, en los principales promotores de la lucha internacional contra el cambio climático. Los motivos son evidentes: su propia supervivencia está en juego.

Las Islas Marshall, Kiribati, Tuvalú, Fiji, presentan inundaciones que se han vuelto la normalidad, lo mismo que procesos de desertificación, pérdida de cosechas y falta de alimentos, todos a consecuencia del cambio en el clima. Las pequeñas islas del Pacífico son paraísos en el mar. Atolones con playas de arena blanca, mar azul turquesa y palmeras. Lugares de encanto que en los próximos 50 años desaparecerán. En la actualidad algunos de estos países han comenzado a desarrollar planes de migración para la totalidad de su población. Los desafíos son, empero, de gran calado: los migrantes se pueden convertir en ciudadanos de segunda en los países de acogida, con todo lo que ello puede implicar desde falta de acceso a servicios de salud, seguridad social e incluso a inseguridad alimentaria.

En países como el nuestro, la migración será interna, las ciudades lejanas a las costas deberán prepararse para recibir a cientos de miles e incluso millones de nuevos pobladores que requerirán servicios, empleos e infraestructura, dando lugar a una mayor presión en los centros urbanos. En este, como en muchos casos similares, serán los pobres y más vulnerables los más afectados. 

Sin embargo, aún estamos a tiempo. De cumplirse los compromisos hechos por los países para limitar el aumento de temperatura a menos de 2 grados centígrados, las previsiones de desplazamiento pueden reducirse hasta en un 80%. No todo está perdido ¿estaremos a la altura para responder ante esta emergencia?

Google News

Noticias según tus intereses