El entrenador de la selección de Brasil, Adenor Leonardo Bacchi Tite, aseguró que no llevará a su equipo de visita a la capital, Brasilia, para reunirse con el presidente de su país ni con ningún otro político, debido a las acusaciones de corrupción contra varios de los líderes del país.

“No iré, para nada. Ni antes ni después del Mundial. Aunque ganemos o perdamos”, dijo el técnico de la selección brasileña en una entrevista transmitida por TV Record.

Desde 1970, la verdeamarela tiene una tradición de visitar al presidente antes o después del Mundial, usualmente para que los futbolistas reciban medallas en el palacio presidencial.

Pero Tite está dispuesto a no cumplir con esta ceremonia, que viene desde la dictadura militar que inició a la mitad de la década de los ‘60 y se extendió hasta la elección de Tancredo Neves en 1985, aunque éste murió antes de asumir el cargo.

Fue en 1970, cuando el general Emílio Garrastazu Médici exigió que el equipo de Mario Zagallo fuera a Brasilia con el trofeo Jules Rimet que ganaron en la Copa del Mundo de México 1970.

Después, en 1994, fue el turno de la selección de Carlos Alberto Parreira de visitar a Itamar Franco. En 2002, Felipão llevó a su equipo, ya pentacampeón del mundo, al encuentro con Fernando Henrique Cardoso.

Pero ahora, Tite no irá a posar al lado de Michel Temer, aunque consiga su sexto título; ni siquiera antes del inicio del Mundial en Rusia, como lo hicieron sus antecesores Dunga y Luiz Felipe Scolari.

El presidente brasileño Michel Temer ha sido blanco de pesquisas por corrupción en los últimos meses y sólo permanece en el cargo porque la Cámara de Diputados rechazó dos pedidos para suspenderlo y llevarlo a juicio.

Tite dijo que no tiene problemas con el presidente de la Confederación Brasileña de Futbol, Marco Polo del Nero, quien fue suspendido por la FIFA mientras es investigado por sobornos. “Tengo autonomía total con el equipo”, afirmó.

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